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25/9/13

Historias de sexo que algunos quisieran contar

Viene de...

_Aquí tienes tu jarra de cerveza. Empieza a cantar.
_Pues bien. Ya sabes que frecuento el supermercado ese, selecto.
_Sí, el que está lleno de pijos.
_Exacto. Pues estaba en la puerta y crucé la mirada con una chica, de unos veinticinco, rubia de bote, tipazo, tres o cuatro mil euros en ropa y maquillada con bastante acierto. Todo eso... a las seis de la tarde.
_Ya. "Antes muerta que sencilla".
_Así es. Era de esas que baja la basura con tacones. La primera mirada que me lanzó era en plan "qué mirará el paleto ese".
_Era de esperar.
_Sí, pero también había algo de curiosidad en su mirada. Por eso decidí probar suerte. No podía presentarme como yo mismo, si vieras cómo hablaba...
_Como una pija.
_Peor aún. Parecía como si estuviera imitando a una pija. Era exagerado. Y yo, con mi acento de Villatortas, pues lo tenía difícil. Así que me curré el personaje.
_¿Te hiciste pasar por otro?
_Eso o que me mandara a paseo ¿qué querías?
_Ya.
_Entonces, le digo: ¿conoces un local bueno donde me pueda tomar un cóctel? es que llevo un día terrible en el quirófano.
_Venga ya, ¿de cirujano? eso está muy trillado.
_Sí, pero funciona.
_¿Te funcionó?
_Paciencia, paciencia. Y ella, con su voz pija, me dice: ay, pues han abierto uno superguay junto al ayuntamiento, que se llama Brighton lounge. Hablaba tan pijo, que me costaba contener la risa. Te lo juro.
_Ya. ¿Y te acompañó?
_Por supuesto. Le dije que si me acompañaba, que estaba tan estresado, que seguro que me perdía por el camino. Entonces, me acompañó. Y por el camino me preguntó por lo del quirófano.
_Venga ya.
_Te lo juro. Así que me tuve que emplear a fondo, sin tener ni pajolera idea de medicina. Pero la vi tan cándida, que me empecé a sentir culpable, conforme nos acercábamos.
_Lo sabía, tú no vales para eso. Tenías que haberme llamado a mí.
_Bueno, es que empezó a gustarme por el camino. Incluso su voz pija me parecía bonita. Así que llegamos al antro ese y se lo solté: la verdad es que no soy cirujano ni he tenido ninguna operación. Lo que pasa es que no sabía cómo entrarte.
_Y ¿se largó?
_No. Primero puso cara de sorpresa, luego fingió estar enfadada y finalmente me preguntó por qué le había mentido. Le dije que ella no habría acompañado a un informático a ese local. Nos acusamos mutuamente de prejuicios y al segundo siguiente, no sé cómo estábamos besándonos.
_Te estás poniendo rojo.
_Buf, es que no veas... La chica mola un montón.

21/9/13

Historias de sexo que todos quisieran contar

_¿Cómo te ha ido, tío?
_Pues, cuando te lo cuente vas a alucinar.
_Ah, ¿pillaste cacho?
_Pues sí, bueno no. Pero casi.
_Bueno, pide dos jarras de cerveza y cuenta.
_Ya sabes que salgo con la bici, nada serio, un paseo por el pinar y me vuelvo.
_Sí.
_Pues el otro día me encuentro con la hermana pequeña de mi novia y una amiga suya. Veinte años. Iban con los patines. Las veo de lejos y digo "alegría para mis ojos", mallas apretaditas... buff. Y cuando me acerco veo que son ellas. Así que me dije "me largo". Pero entonces empezaron a tontear.
_¡Venga ya!
_Pero de forma descarada. Empezó una: ¿por qué no nos llevas en la bici? Y la otra: Eso, así te vamos viendo el culo.
_Qué me dices. Y ¿qué hiciste?
_Dije que les iba a dar unos azotes en el culo por malas. Y se partieron, claro. Entonces fueron a saco. Me dijo que habían apostado a que no les daba un beso en la boca.
_Toma ya.
_Me puse a mil y no tenía con qué taparme el paquete. Así que me bajé de la bici y me senté en el suelo con ellas para disimular. Y les dije: vale, yo os doy un beso, pero antes os tenéis que besar entre vosotras.
_¡Qué cabrón!
_¡Hombre! ¿Tú que esperabas?
_Y ¿qué pasó?
_Pues que se hicieron las remolonas. Pero se lo dieron.
_¿Con lengua?
_Con lengua, chaval. El maillot me iba a reventar. Así que cumplí mi promesa y las besé a las dos.
_Y luego ¿no...?
_No. A estas les gusta mucho el coqueteo, pero de ahí no iban a pasar. Además, solo falta que se entere mi novia.
_Ya. Pero una vez que te mojas, mejor darte el baño completo ¿no?
_Bueno y tú qué
_Lo mío merece otra cerveza.

2/9/13

Crónicas de un bloguero incomprendido


Hacerse bloguero es algo parecido a mandar mensajes en una botella, o a escribir un graffiti en una pared abandonada, o a gritar con los ojos vendados desde la ventana de un tren. Hacerse bloguero es propio de individuos condenados al suicidio artístico, a la autodestrucción literaria. Escribir un blog consiste en buscar lectores por el mundo que coincidan en ideas, gustos, creencias, emociones, pasiones, odios, delirios, demencias. Esto es, buscar algo que no existe.  Porque en todo el mundo no existen dos personas capaces de coincidir en creencias religiosas, ideas políticas, opiniones sociales, pasiones artísticas, gustos sexuales o tendencias culturales. Por eso, el bloguero es un ser condenado a no decir todo lo que piensa o a ser leído solo por su sombra. Condenado a la eterna incompresión, de la que no puede huir porque su naturaleza le impele a seguir adelante, escribiendo al aire, al vacío, al agujero negro del ciberespacio.