Marcharé lejos de aquí en busca de fortuna y regresaré cuando la dicha me acompañe. Será entonces cuando yo reparta atención, tiempo y apoyo.
Sé que nadie es profeta en su tierra y por ello no esperaré que mi entorno me proporcione el empujón que necesito para alcanzar el éxito. Lo buscaré por mi cuenta y regresaré cuando todo el mundo me conozca y sepan de mi gloria. Esperar de los seres queridos el apoyo necesario es un camino cortado, una vía muerta que a ninguna parte lleva. Ellos serán indulgentes con mi obra por simple afecto, pero en el fondo no creerán en ella.
Debo ponerla a prueba donde nada saben de mí. Y una vez entonces, recogeré también sus loas. Será cuando todos se apresten a decir "Yo lo conozco", "Yo estudié con él", "Es mi amigo"...
Y es que del afecto fraternal a las luchas fraticidas hay solo un paso. Quien mejor te conoce desconfía de tu trabajo porque se compara contigo y desea retarte en un terreno que conoce bien.
Por eso, no les daré esa oportunidad, llevaré mi obra allí donde quieran elogiarla y volveré glorificado a repartir dicha entre quienes se encuentren sanos de envidia.
¡Me encanta! "sanos de envidia" me la apunto.
ResponderEliminarEso si, a partir de ahora dejo de leer el blog, no me apetece empezar ninguna guerra...
ResponderEliminar...que noooooo...