Pages

Subscribe:

Ads 468x60px

.

Labels

Social Icons

9/2/11

El incendiario inocente

     La sala de interrogatorios estaba insonorizada con paredes acolchadas. La única luz de la estancia iluminaba al arrestado de forma cenital. Dos policías interrogaban al detenido, un joven de veinticuatro años de apariencia apacible.
     _Estas son las fotos de lo que has hecho. Quemaduras de segundo y tercer grado en el ochenta por ciento del cuerpo. ¿Te parece bonito? ¿Sabes que tardará años en recuperarse? ¿Con qué lo rociaste? 
     _Con nada. Yo no le eché...
     _¿Qué fue? ¿Alcohol, disolvente?
     _Es inútil que intentéis sonsacarme una verdad que no existe. Yo no lo toqué.
     _Que ¿no lo tocaste? ¿Puedes explicarme entonces cómo se prendió fuego?
     _Simplemente ardió. Delante de mí.
    _¡Tú nos has tomado por imbéciles! ¡Dime el producto que le echaste y acabará esto! De lo contrario prepárate para los días más largos de tu vida. ¿Sabes que tenemos setenta y dos horas hasta que venga tu abogado?
    _No habéis encontrado trazas de ningún producto porque no existe ningún producto. Lo he dicho. Es inútil que sigáis esa pista. Os estáis equivocando completamente de línea de investigación.
     _Ya me estoy cansando de tus estupideces _dijo el otro policía, que había permanecido en silencio. Se acercó a un centímetro de su oído y comenzó a gritarle de forma insistente. _¡El nombre del producto! ¡Dime el nombre del producto o te machaco!
     El rostro del detenido comenzó a volverse rojo. El otro policía se desabrochó la camisa y se quitó la corbata. Mientras, el más agresivo siguió hostigando al detenido, cada vez con mayor violencia.
     _Buff, qué calor hace aquí, _dijo el más tranquilo de los policías. Cuando se apoyó en la pared para descansar se quemó la mano.
     Entonces, el detenido se levantó con los ojos encendidos y la voz estentórea.
     _¡He dicho que yo no he hecho nada!
    De forma súbita, el techo de la estancia se convirtió en un colchón de fuego y las paredes comenzaron a ennegrecerse y vomitar un denso humo.
     _¡Abrid la puerta! _gritó el policía violento.
     La puerta se abrió y tuvieron unos segundos para salir corriendo con el detenido, justo antes de que toda la estancia se convirtiera en un infierno. 

0 comentarios:

Publicar un comentario