Siempre habían dicho que el niño tenía mucha fantasía. Aquel día estaba a punto de cumplir cinco años cuando se acercó a su madre mientras cocinaba distraída.
_Mama, esta noche he volado por la habitación.
_Eso lo has soñado, hijo.
_No, mama, es verdad. He volado por la habitación.
_Hijo, los seres humanos no podemos volar. Eso ha sido un sueño. Anoche vi como te dormías y no te has movido de la cama en toda la noche.
_Es que también estaba en la cama, mama. Yo vi que estaba en la cama, pero también estaba volando.
_Hijo, ¿quieres dejarme? estoy ocupada. Quítate eso de la cabeza.
El muchacho se fue decepcionado y se olvidó de la experiencia. Asumió que había sido simplemente un sueño.
Pasaron los días.
_¿Alguien ha visto las tijeras de la cocina? _preguntó la madre.
_Están sobre mi armario _contestó el niño.
La madre se giró hacia él.
_¿Cómo demonios te has subido al armario?
_No me he subido, mama. Las vi en el sueño.
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