Primero empezaste como todas las chicas de tu edad, te maquillabas, te depilabas, te perfumabas, pintabas tus uñas, llevabas sujetadores acolchados o tacones. Era algo normal. Luego empezaste a teñirte el pelo y me pareció bien. Después comenzaste con las extensiones de pelo, las uñas postizas y las pestañas falsas. Creo que no te hacía falta pero no era excesivo. Después seguiste con un implante de mamas para aumentar tu talla de ciento diez a no recuerdo cuánto. Luego fueron implantes en los glúteos. Después un retoque en la nariz, y en el mentón y los pómulos. Ahora ya he perdido la cuenta de cuántas operaciones te has hecho, cuánto dinero te has dejado por el camino y cuál será la próxima operación. Y para recordar a la chica que conocí tengo que rebuscar en mi álbum de fotos. No sé si te quiero a ti o a una muñeca de látex, y lo que es más preocupante, cada vez que sufres una herida, no sé si correr a por una tirita o a por un parche.
27/2/11
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Genial!!! :D
ResponderEliminarjajajaja gran reflexión... y es quizá el punto en que las mujeres debemos amarnos como somos y no como "quisiésemos ser" (porque no es lo que queremos, sino lo que la sociedad nos impone -_-)