Pages

Subscribe:

Ads 468x60px

.

Labels

Social Icons

11/8/11

Las raíces profundas del victimismo

Hace unos años descubrimos con cierto estupor que una mujer se había hecho pasar por víctima de los atentados de Nueva York en 2001. Podía parecer sorprendente que alguien quisiera fingir ser víctima de nada. Pero es que ser víctima conlleva no solo indemnizaciones económicas sino atención y reconocimiento que no se tiene antes de padecer una desgracia. Ese es el motivo que impulsa a algunas personas a presentarse como víctimas, tanto si lo son como si no. En su desesperación por lograr atención social algunas personas provocan directamente las agresiones para poder presentarse como víctimas. Dicho esto, no quiere decir que no existan víctimas reales. Las víctimas ficticias representan una pequeña parte. Sin embargo, hay raíces evolutivas en esta conducta. Ser o parecer víctimas tiene sus problemas pero también nos libra de enfrentarnos a otros. En ese equilibrio constante de pros y contras encontramos la opción del victimismo, muchas veces, por no decir todas, de forma inconsciente.
Recuerdo un muchacho de la escuela de apenas ocho años, cuando yo contaba otros tantos, que cometió alguna travesura que no recuerdo. Supongo que rompió algo. El caso es que se vio perseguido por una marea humana compuesta por al menos veinte muchachos. Los que iban en cabeza querían pedirle cuentas, denunciarlo ante los profesores o darle una paliza, no lo sé. Los que seguían a estos, simplemente querían curiosear. Pero la muchedumbre aterrorizaba a un muchacho indefenso. Cuando se vio acorralado saltó contra la pared con el desesperado propósito de herirse. Algo de daño se hizo. Comenzó a gritar de forma exagerada y logró lo que pretendía; que no le dieran una paliza, que dejaran de perseguirlo e increparlo. Un muchacho de ocho años carece de la frialdad racional de un adulto, y es difícil que copiara dicha conducta de otro referente. Así que no queda más remedio que pensar que tiene alguna raíz evolutiva. Algunos animales fingen estar muertos, otros agachan la cabeza cuando se sienten acorralados, otros emiten gritos de auxilio. Todas ellas son conductas transmitidas evolutivamente a los humanos. Por tanto, este asunto debiera tratarse de forma interdisciplinar por la biología, psicología y sociología.

0 comentarios:

Publicar un comentario