_¿Me dejas entrar?
_Pero qué dices. Voy a cambiarme.
_Por eso. Anda... déjame entrar en tu habitación, porfa...
_¿Estás borracho?
_Todavía no.
_Anda, déjame, que como se lo diga...
_Ella lo sabe. Así que por eso no te preocupes.
_No me lo creo, pero además yo tampoco puedo.
_Por qué, ¿por ese capullo? Anda, déjate de jugar con niños. Tú necesitas un hombre.
_Que casualmente... eres tú ¿verdad?
_Binnn... go. Anda, déjame entrar. ¿No te doy pena aquí en la puerta, como un perro?
_Anda, pasa y siéntate en la cama. Pero prohibido tocar.
_Prometido.
_¿Quieres dejar de mirarme así?
_Has dicho que no puedo tocar, de mirar no has dicho nada. Hay que ver lo bien que te quedan esos pantalones cuando te los quitas.
_No te vas a callar ¿verdad?
_Algo tengo que hacer para contenerme las ganas de tumbarte en la cama. Uyyy, madre mía. Pero qué tanguita más bonito.
_Deja ya de beber por esta noche, que ya está bien.
_Tú eres mi única droga. Ohhh, Dios. Esto ya no puedo aguantarlo. Levántame el castigo. Necesito tocar esas cosas tan bonitas.
_No.
_Pues yo no me aguanto.
_Que noooo, tontooooo.
21/10/11
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario