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30/10/11

El efecto 2000

Ya ha pasado una década y casi ni nos acordamos, pero la llegada del año dos mil supuso un revulsivo en muchos foros dedicados al catastrofismo. Los agoreros pronosticaban desde la caída de la Estación Espacial MIR hasta el fin del mundo. Todos esos cenizos cerraron la boca el día uno de dos mil a las cero horas y dos segundos. Justamente cuando muchos abrieron los ojos, miraron en derredor y descubrieron con alivio que el mundo seguía dando vueltas en torno al sol. Hubo un peligro relativo derivado de la configuración de todos los ordenadores del mundo, que solo reconocía los dos últimos dígitos del año y por tanto podían entender que el contador había vuelto al punto cero cero. Pero al margen de ese peligro objetivo, todo lo demás fue pura fantasía derivada del efecto psicológico de ver cambiar todos los dígitos del año en cuestión.
De hecho, el año dos mil no trajo ni nuevo siglo, como se decía, ni nuevo milenio, como se repetía ad nauseam en la televisión. El siglo veintiuno comienza el día uno de enero del año 2001, no el año anterior, y terminará el día treinta y uno de diciembre del año dos mil cien. El milenio comienza el mismo día y terminará el último día del año tres mil. Esto es obvio. Si alguien nos pide dos mil euros y le damos mil novecientos noventa y nueve nos dirá "no está todo". Con los años pasa lo mismo, si dos milenios son dos mil años, estos no acaban hasta que no acaban los dos mil años. En fin, algunas mentes son refractarías a la lógica por pura arrogancia. A día de hoy habremos de esperar al año 2013 para redescubrir que el 2012 tampoco traerá el fin del mundo. Algo que lamentarán muchos, por ver nuevamente frustradas sus profecías. 

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