Regalos envenenados

Cuando recibas un regalo la próxima vez tal vez te hagas una pregunta insidiosa "¿esto a cambio de qué?". El mecanismo de dar y recibir regalos está tan automatizado que se ha llegado a confundir con el mero altruismo, pero en realidad, todo el mundo anhela algo a cambio. Puede ser, desde prestigio hasta onerosas contrapartidas. Cuando algunos condenados arriban al penal se encuentran con un amable interno que le ofrece tabaco o algún otro obsequio. Tal vez el novato vea los cielos abiertos y crea que después de todo allí no hay tan mala gente. Pero tras ese regalo se esconde una deuda que deberá saldar de la forma que se le ocurra. En la vida real no suelen exigirnos que nos convirtamos en sus esclavos sexuales o sus acólitos, pero tampoco es frecuente el regalo desinteresado. Por eso es preciso saber quién y por qué nos hace un regalo, para esclarecer qué espera a cambio de nosotros.