Parker Lewis nunca pierde

A principios de los años noventa asistimos a un hito de la televisión con la emisión de tres temporadas de Parker Lewis can't lose, que en castellano tradujeron como Parker Lewis nunca pierde. Es una de las mejores series de humor que ha creado la factoría americana para la televisión. Narra en primera persona las peripecias de un adolescente y sus amigos en el instituto. Presenta un humor muy diferente del de las series posteriores con risas grabadas y detestablemente predecible. Esta serie, en cambio busca caricaturizar a los estereotipos que aparecen en las realidades académicas, empollones, abusones, chivatos, tramposos, etc. Pero lo hace de tal forma que los personajes aparecen grotescos e hiperbólicos, como si fueran dibujos animados. Los personajes están exagerados, tanto en sus comportamientos como en su estética. Una prueba de ello son sus monumentales peinados de época. Otro acierto de la serie es su repertorio particular de tomas cinematográficas que contribuyen a enfatizar los roles de los personajes, como picados, contrapicados o tomas en forma de ojo de pez. Es una serie surrealista, original y refrescante que no cansa y que refleja las vicisitudes adolescentes sin caer en tópicos o mensajes estereotipados. Si bien es cierto que a partir de la segunda temporada comienza a decaer la creatividad y se torna repetitiva y aburrida y opta por aumentar los mensajes concienciadores. Pero la grandiosidad de la primera temporada le sobra para destacar como una gran serie.