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30/5/12

Hija del error

Ella no se daba valor a a sí misma. Una simple mirada a su atuendo lo revelaba con claridad cristalina. Acostumbraba a vestir minifaldas excesivamente cortas, blusas que cubrían poco más que el sostén y botas altas de tacón. Era su forma de venderse a cualquier postor que le prometiera una vida digna. Hija de padre desconocido y de madre toxicómana temprana y prostituta tardía. Antítesis del afecto y la educación responsable. Vivía en una deprimente casa, convertida en sucursal de manicomio, donde había de apartar botellas de alcohol y fundas de profilácticos para acceder a su humilde cuarto.
Él era amigo suyo, sentía un amor fraternal por ella no siempre exento de atracción. Pero había algo en ella que lo incitaba a protegerla. De algún modo la consideraba vulnerable y él terminó sintiéndose responsable. 
Un día más, la acompañó a casa, después de una noche de alcohol y lujuria de la que intentaba apartarla. Y otra vez volvió a escuchar la misma sinfonía de violencia y decepción. Una madre que vociferaba desde la ventana. Al verlo a él bajó la voz y prometió no castigarla. Mientras él se alejaba calle arriba arreciaron los gritos. Tuvo claro que aquello no iba a terminar. No iba a terminar esa noche y no iba a terminar ninguna noche. Sintió un escalofrío y se detuvo. Podía reanudar la marcha y dejar que todo siguiera igual o podía dar la vuelta y sacar a esa muchacha de aquella ciénaga. Ella era hija del error, pero no por ello estaba abocada al error. Sintió el arrebato del héroe espontáneo y dio media vuelta. Subió las escaleras con decisión y tocó el timbre con insistencia, hasta que apareció una figura en la que se podía apreciar las huellas de varias décadas de errores encadenados. Ella preguntó qué quería. Él fue escueto: "vengo a llevármela". Una brisa de alivio meció los cabellos hirsutos y untuosos que escondían una nariz enrojecida, enormes bolsas bajo los ojos y labios pintarrajeados con desatino. Desapareció el espectro y apareció su hija, con los ojos iluminados. Tras un leve intercambio de palabras, ella volvió adentro y salió con una mochila en la que portaba lo poco de valor que tenía
Él la tomó por su estrecha cintura y se volvió a estremecer. Ella se abrazó a él y se alejaron de aquel lugar donde el error y el victimismo se habían cristalizado.
Dentro quedó alguien que no tenía otro futuro. Fuera, alguien que quería tenerlo.

2 comentarios:

  1. Esta es la historia implicita en taxi driver, en realidad, y no la alegoria a la violencia en la que el personaje se sumerge. Sin embargo, por una vez, hollywood reflejo que las historias no se abocan aun final feliz.

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  2. Anónimo0:32

    "sentía un amor fraternal por ella no siempre exento de atracción" . que bien definido, bravo.

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