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24/6/12

Afrontar con consciencia la vejez

Cuando escuchamos hablar a nuestros mayores podemos formarnos una idea del modo que tienen de afrontar la vejez, a través de sus relatos y sus opiniones. Haciendo un ejercicio de síntesis se podría agrupar en tres categorías la estrategia que adoptan las personas cuando se acercan a la tercera edad. Cada estrategia influirá de una forma determinante en la calidad de vida de los últimos años.
El derrotismo
La primera forma de encarar la vejez es la derrotista. Estas personas afrontan la madurez como un proceso de degradación incluso desde edades tan tempranas como los treinta o cuarenta años. Consideran la vejez como la antesala de la muerte y por ello, como un proceso de corrupción en el que el cuerpo de va degenerando. Todos sus relatos serán negativos aun cuando le queden cuatro o cinco décadas de vida. Estos relatos serán del tipo: 'estoy muy mayor', 'no se está igual con veinte años que con cuarenta', 'no creo que pueda hacer eso con mi edad', 'no creo que viva para ver eso', etc. Son relatos de derrotismo y de victimismo que limitan la capacidad del ser humano de evolucionar, de reponerse ante las adversidades y de crecer interior y exteriormente. Quienes adoptan esta postura se están condenando a sí mismos a vivir lamentándose de un mal ficticio que en realidad no tenían hasta que decidieron crearlo en sus mentes. Se hunden anímicamente con cualquier malestar o pequeña enfermedad y todo ello lo ven como signos de su degradación interna.
La evitación
La segunda forma de afrontar el paso del tiempo consiste en evitar hablar de ello. Es una postura más favorable que la anterior, aunque no la mejor. Los que afrontan la vejez desde esta postura mantienen su rutina de vida de forma idéntica a cuando tenían menos años. Siguen trabajando como siempre, mantienen las mismas costumbres, se juntan con las mismas personas para hacer lo mismo, etc. Hasta que de repente un día enferman súbitamente y al poco fallecen. Tienen una calidad de vida considerablemente mejor que los de la anterior categoría, pero viven ajenos a los cambios de la vejez y desaprovechan las oportunidades que el proceso les puede reportar a su enriquecimiento interior. Estas personas tienen una actitud en general optimista y suelen producir relatos como: 'el día que deje de trabajar me muero', 'llevo cincuenta años haciendo lo mismo', 'estoy hecho un chaval', 'ya quisieran muchos jóvenes estar como yo', etc.
La consciencia
Finalmente, aquellas personas que deciden elevar al primer plano de la consciencia su proceso de envejecimiento con todas las dudas y certezas que encierra. Este tipo de personas, profundamente raro en occidente, y no tanto en oriente, se preguntan por el significado de la muerte, por el destino del alma o el sentido del envejecimiento. Estas personas no ocultan su envejecimiento, no se avergüenzan de la edad que tienen y tratan de ser conscientes de cada paso que dan hacia la vejez. Los relatos de este tipo de personas serán del tipo: 'ahora entiendo cosas que antes no entendía',  'hay que disfrutar de este momento único', etc.
Llegar a mayores siendo conscientes nos hace más sabios pero sobre todo más felices. Si somos capaces de comprender que la vejez no está ahí por casualidad sino porque tiene un sentido en nuestra vida. La vejez es una época de serena reflexión en la que podemos aprovechar para conocernos y para conocer a un nivel que el apremio de otras épocas no nos permite. Por ello debemos rebuscar en nuestro interior ese sentido para saber qué hacemos aquí, qué queremos dejar cuando nos vayamos, en qué clase de personas queremos convertirnos, cómo queremos abandonar este mundo o qué queda de nuestra consciencia cuando el cuerpo se marchita.

2 comentarios:

  1. Anónimo11:54

    Muy sabias y acertadas palabras

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  2. Muy bueno. Te aňado "todo el mundo quiere llegar a viejo pero nadie quiere serlo" "el drama de la vejez no consiste en ser mayor sino en haber sido joven" oscar wilde.

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