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31/8/12

Problemas de memoria

Tengo problemas de memoria. En concreto tengo problemas por tener tan buena memoria. Tengo problemas por recordar a tantas y tantas personas que algún día nos conocimos y fuimos más que simples conocidos. Tengo problemas por recordar a amigos y amigas de la infancia o adolescencia. Por recordar nuestra amistad como si fuera ayer. Tengo problemas por recordar y no poder olvidar. Pero sobre todo tengo problemas con mi memoria cuando yo los recuerdo con intensidad y ellos parecen haberlo olvidado todo.

23/8/12

Hombres que no retan a hombres

Desde hace tiempo vengo descubriendo un nuevo tipo de hombres que está desplazando al macho ibérico de toda la vida. Algo que resulta grato y esperanzador para nuestra especie. El hombre corriente de toda la vida, el que nos ha acunado, el que nos ha dado clase, el que traía el pan a casa o el que repartía el pan, está en peligro de extinción. Por suerte. Esta especie de hombre, quiero decir Andros, no Anthropos, se caracterizaba por su rudeza, por el culto al vello corporal, el masticar estentóreo y el aroma a lo National Geographic. Su conducta se basaba en una hipérbole de la blasfemia, el eructo, el mamporro y la grosería. Necesitaba escupir, vomitar ira, vociferar, o mostrarse lascivo y obsceno. Se jactaba de su fuerza y rudeza y se avergonzaba de los hombres sensibles o educados.
Hoy ha nacido un nuevo hombre. Neo andros. Es un hombre que se caracteriza por su carácter cooperativo. No necesita retarte constantemente. No necesita lanzar obscenidades a las mujeres para disipar las dudas sobre su sexualidad. No necesita medir su fuerza con nadie. Ni siquiera le importa que se cuestione su sexualidad. Porque está a gusto consigo mismo. El nuevo hombre es capaz de escuchar a otros hombres, también mujeres, sin necesidad de preparar una respuesta ingeniosa para refutar sus argumentos. Es capaz de escuchar y aprender sin más. No tiene inconvenientes en realizar muestras de afecto en público tanto a otros hombres como a mujeres. Su sexualidad la deja reservada a un segundo plano, sin necesidad de estar midiendo sus atributos ni real ni metafóricamente. Las competiciones las adopta como un reto interno y no como una necesidad de superar a nadie. Los hombres que no retan a los hombres están llamados a desplazar a los animales bípedos hiperpilosos y coprófagos que poblaban nuestro mundo. Los nuevos hombres son seres cooperativos, con facilidad para relacionarse con todo el mundo y con talento creativo y evolutivo. Seres que suman esfuerzos hacia causas nobles en lugar de malgastar su energía en absurdas comparaciones o retos.

16/8/12

Matar neuronas a cubatazos

Quién no ha deseado alguna vez librarse de remordimientos, culpas o malos recuerdos y ha terminado bebiendo ingentes cantidades de alcohol. Algunas veces la realidad es tan dura que la única forma de librarse de ella parece borrar su recuerdo. Y qué mejor forma de hacerlo que mediante la infame acción de la química etílica. Y lo cierto es que durante unas horas logras tu objetivo. Olvidarlo todo. Pero al día siguiente la realidad se torna caprichosa. Cuando despiertes la cogorza no solo descubrirás que los recuerdos siguen allí, impenitentes, en tu memoria, para amargarte la vida, sino que además tienes otros problemas de los que preocuparte, como el dolor de cabeza, la sequedad de la boca, el estado febril de todo el cuerpo, los mareos o las náuseas. Y después de tanto esfuerzo por suprimir un episodio de la serie de tu vida, descubres que no has hecho más que aumentar los remordimientos y te sientes con ganas de morir. Y es que esa es la consecuencia de querer tapar un problema en lugar de solucionarlo.

15/8/12

El último resquicio de la cordura

¿Existe alguna diferencia entre un sabio ebrio y un necio embriagado? ¿Qué queda de la sabiduría tras la embriaguez? ¿Queda algo? ¿Permanece algún resquicio de cordura tras la locura del alcohol? Flotando entre nubes etéreas te diriges a tu carruaje, arrancas los quinientos caballos y los haces relinchar de una sacudida brutal. La velocidad del despegue te aplastan contra el respaldo y sientes un placer incontenible. No quieres parar. Pero la realidad de los caminos por los que transitas te devuelven a la realidad. Te hacen saber que no estás solo por aquellas calzadas. Encuentras un espacio ante ti y con una leve presión del pie derecho provocas una nueva aceleración. Estás devorando la carretera en una frenética paranoia que no quiere cesar. Los altavoces vomitan vatios, el tubo de escape vomita monóxido de carbono y tú vomitas ira. Aquello no tiene final. Pero entonces sientes que algo te detiene. Aprietas el acelerador, pero los caballos se limitan a relinchar. No corren más. Qué sucede, te preguntas. Tu cuerpo y tu mente parecen disociados. Cada vez lo tienes más claro. El carruaje se niega a acelerar. Entonces, cuando el último resquicio de cordura pasa fugaz ante tu mente, te recuerda que accionaste el limitador de velocidad, tal vez movido por tu instinto de supervivencia. El último resquicio de la sabiduría accionó aquel diabólico artilugio que ahora te impide volar. Y ahora que lo sabes y que puedes evitarlo, algo en tu interior te impide hacerlo. Y tu cuerpo se revela contra tu mente y presiona inclemente el pedal de aceleración consciente de su propia impotencia, de la inutilidad de su acción. Mente y cuerpo disociados. Mente empeñada en preservar la vida, cuerpo dispuesto a arriesgarlo todo por toneladas de placer al volante. Gana mente, pierde cuerpo.

11/8/12

Qué harías hoy si mañana fueras a morir

Casi todo el mundo coincide cuando le preguntan qué querrían hacer si supieran que mañana van a morir. Querrían estar junto a su familia, sus amigos, su gente.  Les darían consejos para que lleven la vida que les quede mejor de lo que la llevan y trataría de hacer algo parecido al testamento, repartiendo sus últimos deseos, sus últimas instrucciones y sus pertenencias. Pero en general, lo que todo el mundo desea es sentirse en paz, sentir que se marchan sin cuentas pendientes, con el saldo a cero. Desean saber que el daño que hayan hecho está perdonado y que nadie se alegra de su destino. Querrían decirles muchas cosas que han callado durante tiempo. Que los quieren, que sienten las peleas que han tenido o que ha sido un placer haber vivido junto a ellos. Si eso es lo más importante para alguien cuando se encuentra en uno de los momentos más trascendentes de la vida, por qué no hacerlo mucho antes, cuando podemos cosechar los beneficios de sentirnos en paz con todo el mundo, de zanjar las cuentas pendientes y de expresar nuestros sentimientos.

2/8/12

Las drogas y la rueda del hámster

Las drogas vienen a ser como esa zanahoria que ponen ante el burro para que la persiga sin cesar. O como el horizonte para los hámster que lo persiguen y nunca lo alcanzan. Vienen a ser como las pesadillas en las que intentas llegar a algún lugar y algo te lo impide. Quien persigue algo por medio de las drogas solo conseguirá dar vueltas en la rueda del hámster. Creerá que cada vez está más cerca, pero solo serán alucinaciones suyas. Cada nueva dosis le hará correr en busca de otra nueva y esta en busca de otra más. Y la rueda no parará. Y cada vez girará más rápido hasta que la propia rueda lo arrastrará en su paranoia. La vida no siempre nos provee de todas las satisfacciones que necesitamos para sobrevivir, pero buscarlas en las drogas es como lanzar una piedra sobre nuestra cabeza y creer que no caerá. Las drogas son la fábula del que busca artificialmente lo que no ha logrado por la vía natural. Las drogas no corrigen la vida, solo la disfrazan y dejan que el interior se corrompa. Buscar soluciones a la vida fuera de las drogas es muchas veces desalentador, pero es obra de valientes y de sabios, que vaticinan el final que aguarda tras las drogas.