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5/11/12

Odio los tumultos

Siempre he odiado las aglomeraciones humanas de todo tipo. No solo los conciertos masivos, también odio los atascos, las colas largas, las playas atestadas, las manifestaciones o los centros comerciales el día de rebajas. Odio toda concentración humana porque además de peligrosa es insoportable. En realidad nunca he tenido en mente el potencial peligro que representa una masa humana si se descontrola, mucho antes ya me incomoda la sensación de ausencia de libertad. Por eso huyo de todas esas situaciones. 
Cuando las personas pasan a formar parte de una masa humana, pierde parte de su autocontrol y se convierten en células de un organismo gigante. Ese organismo es el resultado sinérgico de la suma de mentes que lo componen. Si entre esas mentes abunda la juventud, las drogas o el alcohol y la euforia por la música, lo más probable es que la masa se transforme con facilidad en un tumulto peligroso. En estas situaciones, las personas deben tener un autocontrol suficiente para conservar el espacio de seguridad que nos rodea, pero cuando se dan las circunstancias mencionadas de juventud, alcohol y fiesta, se rompen las reglas y la distancia de seguridad se rompe. Hasta el punto de que unos comienzan a invadir el espacio de otros y dan lugar a situaciones descontroladas que suelen terminar en catástrofes.
Hay soluciones para evitar estas situaciones. Unas soluciones son institucionales y otras son más personales. La solución inmediata consiste en dotar a los escenarios de grandes concentraciones de abundantes medidas de seguridad, que limiten el aforo, garanticen salidas suficientes e impidan el acceso de personas, objetos o sustancias peligrosas. Un adecuado sistema de seguridad puede conducir a la masa descontrolada. Pero no debemos obviar la responsabilidad individual. Cada uno es responsable de su propia conducta y puede evitar caer en situaciones comprometidas abandonando a tiempo. Las masas se descontrolan cuando en ellas abundan las personas con tendencia al descontrol. Tal vez la consciencia de los efectos que produce ese descontrol evite en el futuro situaciones similares.

2 comentarios:

  1. Siempre lo mismo, cuando sucede un acontecimiento dramático nos damos cuenta que las normativas y las leyes están para pasar olímpicamente de ellas, los medios de comunicación nos inundan de carnaza. Se toman medidas que duran tanto como los recuerdos, pasado el tiempo vuelta a lo mismo.

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  2. Pues sí, es lamentable. El antro llevaba seis años sin licencia. Ahora sacarán una nueva ley para callar las bocas y todos tan a gusto hasta que vuelva a suceder. Llevas razón, lo que hay que hacer es respetar las leyes que ya existen.

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