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4/1/13

El caso es no reconocer su equivocación

Cuando la testarudez llega a su extremo llega transformada en forma de estupidez. Es decepcionante contemplar cómo algunas personas consumen más energía en negar sus errores que en aprender de ellos. Poco importa de quién se trate. Hablamos de los políticos o los empresarios, pero solo son una conspicua muestra de la sociedad, que comparte sus mismos errores. Es cierto que ningún político ha reconocido sus errores y que solo algún banquero lo ha hecho. Pero qué decir de los votantes. ¿Acaso con su voto cómplice no han contribuido a perpetuar un régimen de privilegios, que nadaba en la corrupción y el clientelismo más despreciable? ¿Cuántos votantes malgastan sus energías justificando su voto, alegando que los otros son peores? ¿Cuántos votantes volverán a caer en el mismo error por el simple hecho de no reconocerlo?
"Todo el mundo comete errores, pero solo los inteligentes aprendemos de ellos". Siendo adolescente escuché ese enunciado en una serie televisiva de gran calidad y poca comercialidad. Muchos deberían memorizarla y aplicarla en su vida diaria. Reconocer errores nos sitúa momentáneamente como equivocados, pero al instante siguiente nos conduce hacia las vías del aprendizaje. 

2 comentarios:

  1. La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás. Es de Voltaire. Por desgracia estamos en manos de eso, de auténticos IDIOTAS.

    Por cierto, copio y pego:

    Idiota: Del griego idiotés, utilizado para referirse a quien no se metía en política, preocupado tan sólo en lo suyo, incapaz de ofrecer nada a los demás.

    Está claro que eran otros tiempos.

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  2. Grande, Sebastián. Muy bueno el aporte

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