El hiperrealismo en escultura nos muestra piezas con una calidad en detalles, que desafían a nuestra propia percepción. Viendo una fotografía de estas obras se nos hace virtualmente imposible decidir si se trata de personas reales o de esculturas. No obstante, los artistas introducen aspectos diferenciales que en persona nos facilitan la labor. Por ejemplo, la cabeza de la imagen, de Ron Mueck, carece de cuerpo y es de grandes dimensiones. El arte tiene dos funciones principales, mostrarnos lo que nadie conoce o mostrarnos lo que todo el mundo conoce, pero visto de una forma completamente diferente. El hiperrealismo, sin duda, responde a esta segunda función con gran maestría.
4/3/13
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario