Pages

Subscribe:

Ads 468x60px

.

Labels

Social Icons

6/5/13

La música durante la adolescencia

Cuando éramos adolescentes, tiempo ha, nos afiliábamos a una corriente musical con fervor religioso. Normalmente seguíamos el estilo del grupo con el que salíamos. Entre nosotros intercambiábamos discos o canciones como si fueran joyas. Dentro del estilo del clan, cada uno se decantaba por unos autores, que terminaban cincelando la personalidad adolescente. Esos grupos pasaban a ser 'nuestros', pese a que tuvieran millones de seguidores por el mundo. Poco importaba. Dentro del grupo nadie más podía ser seguidor del mismo grupo. Era una cuestión de fidelidad. Esos grupos eran nuestras novias. Los demás podían escuchar sus canciones, pero no podían decir que 'ese' era su grupo. No podían tener toda su discografía, ni camisetas, ni autógrafos o algo parecido. Eso sería demasiado. Para hacer nuestros a los grupos intentábamos conocerlos en profundidad. De dónde eran, cómo se llamaban sus componentes, sus discos, en qué año habían lanzado cada uno de ellos o cómo había evolucionado el grupo. Pero había algo que pocos confesábamos. Normalmente guardábamos para nosotros alguna canción como fetiche, como tesoro, que nadie más del nuestro grupo conocía. Guardábamos ese secreto con sumo celo. Era algo así como conocer la lencería de la novia. Nadie más podía saberlo. Recuerdo que nunca di a conocer 'Save a prayer' de Bon Jovi, una sencilla pero interesante canción en la cara B de 'Keep the faith, que siempre me resultó sorprendente que estuviera escondida al final del álbum.  

0 comentarios:

Publicar un comentario