Él, igual que yo, no había comprendido nada. No se trataba de hacer bien o mal las cosas. Simplemente debía obedecer y asumir toda aquella locura como propia. Debía adoptar la sumisión absoluta ante unos personajes que difícilmente tendrían estudios primarios. Una vez lo hiciera, pasaría a ser uno más. Otro más, que haría lo mismo con los recién llegados. Los denigraría hasta que entendieran que, simplemente, allí las cosas se hacían así.
21/4/15
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario