Si veis un auto destrozado,
no ha tenido ningún accidente,
no ha colisionado contra un muro,
ni contra un árbol,
ni contra otro vehículo.
Venía tras de mí,
tan cerca que sentía su aliento,
entonces salté en marcha,
miré hacia él,
crucé los brazos, aún en el aire,
y antes de que mis pies tocaran el suelo,
el auto colisionó contra mis piernas.
Poesía social y actual... Compartí.
ResponderEliminar