Pages

Subscribe:

Ads 468x60px

.

Labels

Social Icons

30/5/13

Lo que más deseas


Ya sé que estás casada y no te puedes acostar conmigo.
Pero no te preocupes.
Me conformo con saber que es lo que más deseas en tu vida.
De momento.

29/5/13

Facebook y la selección natural

Es curiosa la aplicación de la selección natural a las redes sociales.
No necesito borrarlos de mi perfil.
Ellos solitos se borran.

24/5/13

Jefes gruñones ¿o jefes incompetentes?

La figura del jefe gruñón está tan arraigada en nuestra sociedad, que en ocasiones se antoja como una cualidad inherente a la ostentación de algún cargo directivo. Sin embargo, tras ese estereotipo se esconde una tipología de gerentes y mandos muy específica, que proliferó en una época en que la sociedad carecía de mecanismos de autodefensa y aguantaba las impertinencias de estos jefes. La mayor parte de jefes gruñones esconden una personalidad vulnerable y lábil, cargada de complejos y baja autoestima. Su insoportable temperamento hace que fracasen en sus relaciones personales y familiares, por lo que vuelcan toda su frustración en el trabajo, el único lugar donde hay alguien con la obligación de escucharlos. Saben que son inferiores a muchos de sus subordinados, por lo que intentan silenciarlos en todo momento para evitar que quede constatada esa inferioridad. Para evitar ser eclipsados por sus subordinados no delegan tareas en ellos, por lo que se ven obligados a tratarlos a todos de forma idéntica, sin atender a sus grados. Lo cual conlleva la desmotivación y hostilidad latente por parte de estos. Pero además, esta forma de trabajar obliga a controlar a un número importante de individuos, para la que no están preparados. Por esto surgen numerosos problemas de coordinación, que derivan en conflictos laborales. En general, estos tipos confían más en la improvisación que en la planificación, porque los errores de la planificación tienen su única firma, mientras que los de la improvisación pueden atribuirse a terceros. Finalmente, cuando se producen fallos, solo atribuibles a su falta de planificación y de delegación, cargan las culpas en sus subordinados, de forma violenta e intimidatoria, para sofocar cualquier conato de réplica justificada. De esta forma, los jefes gruñones ocultan su incompetencia emocional y laboral, envolviéndose en la espiral de la violencia, culpando a otros de su ineptitud y silenciando cualquier atisbo de reproche.

20/5/13

Pesimistas

Los pesimistas dicen de sí mismos 
que son "optimistas bien informados". 
Yo digo 
que los pesimistas 
son optimistas 
que algún día encontraron un extraño placer 
en vivir de la pena ajena.

11/5/13

Relatos eróticos con final inesperado

_Qué pasa tío, cuánto tiempo.
_Desde luego. Ya tenía ganas de hablar contigo.
_Eso es que te ha ido bien.
_Pues la verdad es que sí. ¿Qué pedimos?
_Para mí un tanque de cerveza. Bien frío.
_Que sean dos.
_Bueno, cómo te ha ido.
_Bien, ya sabes que llevo once meses con mi chica ¿no?
_Sí, me lo dijiste por Watshapp. Creo que fue el día de los enamorados.
_Ah, sí, claro. Antes de darle la sorpresa.
_Sí, algo me dijiste, pero no entraste en detalle.
_Ni recuerdo cómo empezamos a picarnos. Ya sabes, la típica bromita de "no te atreves a hacer un trío".
_Qué me dices.
_Lo que oyes. Ya sabes lo tonto que soy. Si me dicen que no tengo huevos de tirarme por la ventana, voy y me tiro. Así que me puse a buscar por Internet y encontré un actor porno que se ofrecía para hacer tríos con parejas. Lo llamé y parecía serio. Vamos, que sabía lo que hacía.
_Claro, esos están hinchados a meter.
_Ya te digo. Entonces, reservo una suite en el hotel Avenida. Me tiré toda la tarde acondicionándola, con velas, aroma de vainilla, pétalos, flores, de todo. Puse un equipo de música y todo, con música romántica. Encargué una botella de champán de esos caros.
_¿Don Pérignon?
_No, el otro. Moet no sé qué.
_Ah, Moët y Chandon.
_Ese. Y no podía faltar, lencería para mi niña. Le compré un picardías que se te caen los huevos.
_Te lo curraste, pero bien.
_Ya te digo. Todo iba como estaba previsto. Me puse un esmoquin, la recogí en una limusina de alquiler, cenamos en el asador ese donde van todos los futbolistas.
_¿Qué dices?
_Si es que se me fue la olla. Y por cierto, no vi a nadie famoso.
_Pero te gastarías una pasta.
_Mejor ni hablamos.
_Espero que te fuera bien, al menos.
_Espera, espera. Que ahora viene lo mejor. Después de cenar, fuimos en la limusina hasta el hotel y todo iba como estaba previsto. Ella había cogido el puntillo con el vino, así que... Entonces, me llamó el tío este, el actor, que estaba en recepción esperando. Le dije que subiera a la habitación y esta se quedó con la boca abierta.
_Porque le gustaba.
_No, porque no se esperaba que tuviera huevos de hacer un trío.
_Ah.
_Dejamos que el pavo montara un streep-tease, te puedes imaginar cómo estaba mi niña.
_Hecha agua.
_O más. Pero entonces, empezó a darme mal rollo. Fue ver al pavo con todo eso colgando.
_Como un ponney.
_Ya te digo. Y pensé que no sería buena idea que ella me comparase con ese puto semental. Así que le dije que ya había terminado por esa noche.
_¿Se lo dijiste?
_Sí, pero no me quería entender. Se lo tuve que explicar. Le di la pasta y le dije que se largara, que a mi niña no la iba a tocar. Pero entonces, se puso tonto. Me di cuenta de que se había puesto de coca hasta las cejas. Se lo noté en los ojos. Estaba poniéndose violento. Ya sabes "a mí nadie me hace pegarme el paseo para nada", blablabla.
_Pero ya le habías pagado ¿no?
_Bueno, le pagué el streep-tease y el desplazamiento.
_Ah, entonces...
_Entonces se lo tuve que explicar en mi idioma. Ya sabes, Román Paladino. Es que me estaba tocando los huevos bastante aquella situación.
_¿Y tu chica?
_Callada, flipando. Entonces le cogí el brazo al pavo y se lo retorcí en la espalda, le puse el puto careto contra la pared y le dije que tenía treinta segundos para meterse el rabo donde le cupiese y desaparecer.
_Así se habla. Y se largó.
_Ya te digo. Solo se atrevió a decir que me jodieran, pero cuando estaba saliendo por la puerta. Cuando ya no estaba a mi alcance.
_Bueno, entonces la noche erótica salió mal.
_¿Mal? Eso pensaba yo. Pero mi niña se debió poner cachonda con la demostración de testosterona y no veas...
_Qué me dices.
_Lo que oyes. Echamos dos antes de acostarnos y otro más al amanecer.

9/5/13

Beach house, una sugerente propuesta de dream pop

Circular en coche a una hora indeterminada por una autovía atestada de tráfico, con el sol fundiéndote el entrecejo, lanzando maldiciones a los conductores que te acosan en derredor. Encender la radio, sintonizar RNE3, escuchar la hipnotizante voz del locutor, escuchar a Beach house, subir el volumen, olvidar el tráfico, olvidar al conductor que te mira con desafío, olvidar el calor, olvidar la hora. Escuchar otro tema de Beach house, flotar sobre la carretera, volar. Disfrutar del mejor dream pop. Soñar, disfrutar, regresar, transportarse, flotar.

6/5/13

La música durante la adolescencia

Cuando éramos adolescentes, tiempo ha, nos afiliábamos a una corriente musical con fervor religioso. Normalmente seguíamos el estilo del grupo con el que salíamos. Entre nosotros intercambiábamos discos o canciones como si fueran joyas. Dentro del estilo del clan, cada uno se decantaba por unos autores, que terminaban cincelando la personalidad adolescente. Esos grupos pasaban a ser 'nuestros', pese a que tuvieran millones de seguidores por el mundo. Poco importaba. Dentro del grupo nadie más podía ser seguidor del mismo grupo. Era una cuestión de fidelidad. Esos grupos eran nuestras novias. Los demás podían escuchar sus canciones, pero no podían decir que 'ese' era su grupo. No podían tener toda su discografía, ni camisetas, ni autógrafos o algo parecido. Eso sería demasiado. Para hacer nuestros a los grupos intentábamos conocerlos en profundidad. De dónde eran, cómo se llamaban sus componentes, sus discos, en qué año habían lanzado cada uno de ellos o cómo había evolucionado el grupo. Pero había algo que pocos confesábamos. Normalmente guardábamos para nosotros alguna canción como fetiche, como tesoro, que nadie más del nuestro grupo conocía. Guardábamos ese secreto con sumo celo. Era algo así como conocer la lencería de la novia. Nadie más podía saberlo. Recuerdo que nunca di a conocer 'Save a prayer' de Bon Jovi, una sencilla pero interesante canción en la cara B de 'Keep the faith, que siempre me resultó sorprendente que estuviera escondida al final del álbum.  

3/5/13

¡Vas a morir!

Vas a morir
Nadie te va a matar
Te matarás tú mismo
Con tu imbecilidad
No sonríes 
Crees que te hará más débil
Por dentro tragas veneno
La amargura te devora las entrañas
Nadie te va a matar
Pero
Vas a morir

2/5/13

Los cefalópodos que caminaban entre humanos

Entraron a la cafetería los dos cefalópodos, ajenos a las miradas de soslayo y al desprecio que despertaban. Después de décadas de esfuerzo científico, habían logrado modificar a aquellos pulpos para asimilarlos a la fisionomía humana. En su alocada carrera los habían dotado de un habla gutural, pero inteligible por el hombre. El tamaño corporal superaba con creces a muchos hombres tallados. La estructura corporal la habían alcanzado mediante la modificación de los tentáculos, alargando dos de ellos para emular el torso y las extremidades inferiores de un humano. A la vez habían reducido otros cuatro, que colgaban de la cabeza, en una apariencia monstruosa. Desde lo lejos mostraban una siniestra silueta, de humanos disfrazados, algo toscos y movimientos sinuosos. Pero de cerca repugnaba contemplar su piel, de un rojo macilento, que rezumaba secreciones viscosas. Aunque quizá lo más espeluznante eran sus dos enormes ojos, situados a ambos lados de la cabeza, de un vivo color verde, con la apariencia de reptil.
Por más esfuerzos que hacían por integrarse en la comunidad humana, no lograban más que una fría distancia, salpicada de miradas punzantes y murmuraciones despectivas. Uno de los cefalópodos se aproximó a la barra, hizo una leve reverencia con su deforme cabeza y pidió dos cervezas en jarra, con un afectado acento que no logró transmitir toda la cortesía que pretendía. Extendió su tentáculo, provisto de un extremo terminado en cinco apéndices dactilares, que hacían las veces de mano y asió con fuerza las dos jarras. Al girarse, los cuatro tentáculos de la cabeza se despegaron de su cuerpo como el vestido de una bailarina, y un cliente tuvo que apartarse asqueado, para evitar ser golpeado por ellos. El cefalópodo se volvió abochornado, cabizbajo, incapaz de pronunciar palabra.
_¡A ver si tenéis cuidado, monstruos! ¡No queremos que nos manchéis con vuestras asquerosas babas!
Cualquier escusa era aprovechada para esgrimir la contraposición entre unos y otros. No había sido un descuido de un cefalópodo hacia un humano, había sido una agresión de su raza contra todos los humanos.
Trató de calmar el rubor con su compañero, fingiendo que eran dos humanos más, tomando cervezas como hacían todos ellos.
Hasta que no abandonaron el local no cesaron las miradas lacerantes y los rumores hirientes. Salieron esbozando una suerte de sonrisa desdentada y despidiéndose con una amabilidad inútil, que nadie contestó. Durante largos minutos caminaron sus trémulos cuerpos sin poder soportar más aquel sonrojo. No querían dejarse llevar y romper a llorar.
_Esto no funciona _reconoció finalmente.
_Y ¿qué alternativa nos queda? ¿Recluirnos en nuestro hogar?
_No somos humanos y nunca lo seremos. Tal vez debamos crear nuestro espacio, alejado de los humanos, donde ellos sean los señalados.
_Los humanos han tardado generaciones en dejar de matarse entre ellos. Quizá solo sea cuestión de tiempo que terminen por aceptarnos.