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27/12/13

Paletos de ciudad

Tengo la convicción de que la condición de paleto no deviene del origen sino del destino. Es decir, un paleto es paleto dependiendo de dónde se encuentra y no de cuál es su origen. Tradicionalmente hemos escuchado decir eso de 'paleto de pueblo', como burda ofensa hacia quien procede del ámbito rural. Sin embargo, un individuo de pueblo no es paleto en su pueblo, solo adquiere esa condición si, por ejemplo, llega a presidente de gobierno. Entonces sí puede decirse que se trata de un paleto de pueblo, porque, como comprenderéis, el sujeto en cuestión aplicará prácticas agropecuarias a la gestión gubernamental.
Pero, dando la vuelta al concepto, un tipo cualquiera de ciudad emigrado por los lances del destino hacia un entorno bucólico, con toda probabilidad devendrá en paleto, en este caso, 'paleto de ciudad'. Como he dicho, el sujeto adquiere su condición al abandonar su hábitat natural y adentrarse en otro que le es extraño. Del mismo modo, este sujeto almidonado realizará prácticas urbanas para solventar las vicisitudes de la vida agreste, como ordeñar una vaca, con el exprimidor o buscar el puerto usb en el candil. Como convendréis conmigo, la condición de paleto viene dada por el destino, no por el origen.

15/12/13

Nadie escucha a nadie

Baldomero alzó su copa, bajó la mirada y se aseguró de que su rostro se tornaba solemne. Acostumbraba a ese tipo de numeritos histriónicos. Con la voz compungida habló para su grupo de invitados:
__Todo el mundo intenta acaparar la atención para sus propios intereses, pero nadie se preocupa de lo que necesita el que tiene al lado. La gente acostumbra a hablar de sus propios problemas sin escuchar a los demás. Estoy cansado de tanta hipocresía. Si queremos que la gente nos escuche, debemos escuchar. Porque nuestros problemas no tienen por qué ser más importantes que los ajenos.
Entonces, alzó la mirada y observó que dos compañeros hablaban entre ellos, uno bostezaba, otro trasteaba el teléfono móvil, uno más miraba hacia otro lado y el único que lo miraba tenía la boca abierta y no parecía estar entendiendo nada de lo que escuchaba. Baldomero bajó la copa, tragó saliva, retuvo dos lágrimas que pugnaban por brotar de sus ojos y se sentó con la tez lívida y el orgullo zaherido.

2/12/13

El compás de dos tiempos

Caminaba con la cadencia de un compás de dos tiempos, marcados por metrónomo. 
La calle respiraba con normalidad su polución, 
hasta que la joven de los tacones se detuvo...
Las nubes se abrieron, un autobús frenó con brusquedad, 
una motocicleta colisionó contra algo y su conductor voló en solitario, sin parar de mirar, 
las ventanas aledañas se abrieron lentamente y se llenaron de boquiabiertos curiosos, 
una brisa inesperada barrió la calle de hojas otoñales 
y a lo lejos sonó una letanía melódica de metal retorciéndose.
La joven que intentaba ajustarse los tacones 
alzó la mirada y contempló con estupefacción la escena, 
una alegoría congelada, un cuadro surrealista.
Recuperó su postura vertical 
y continuó con su imperturbable compás de dos tiempos.
Ni siquiera imaginaba  que los extremos de su tanga habían tenido algo que ver.

20/11/13

La parada de autobús del futuro

Son las ocho y diez de la mañana de algún día de este siglo, en una gran ciudad, que bien pudiera ser París, Toronto o Dubay. Un matrimonio octogenario llega caminando serenamente a la parada de autobús, saben que el autobús no saldrá sin ellos. El trafico es abundante, pero se mueve silenciosamente propulsado por motores eléctricos a través de raíles magnéticos. En la parada se alza una pantalla de información en la que aparece un mapa satélite con la situación de todos los autobuses que arribarán a la parada. También figuran otros datos, como la fecha y la hora, temperatura, humedad, velocidad del viento, aunque casi nadie presta mucha atención a esos datos. Tres niños juegan en los columpios instalados para amenizar el tiempo de espera, una madre aguarda junto a su pequeño, mientras ojea un libro electrónico y los ancianos recién llegados, simplemente disfrutan del paisaje. La estación está erigida en una explanada de granito, con los carriles magnéticos perfectamente delineados, junto a un húmedo parque. El autobús llega silenciosamente y aguarda con paciencia a que todos los pasajeros programados accedan al habitáculo. Es un aparato de líneas sinuosas, con toda su superficie reflectante y un interior amplio y confortable. Los viajeros acceden con calma y saludan al conductor, que en realidad no conduce el transporte, sino que se encarga de comprobar que todo funciona correctamente. Las puertas no se cierran hasta que el lector detecta que ha accedido el último de los viajeros. Ya a bordo, los ancianos consultan la prensa electrónica en una pantalla, mientras la joven madre se sirve un café y los tres muchachos corretean por la moqueta del transporte. A pesar de tratarse de un autobús urbano, no hay más pasajeros a bordo, porque es un transporte de punto a punto, una parada de origen y otra de destino.

10/11/13

El verdugo

El día amaneció nublado, con el aire húmedo y una brisa que anunciaba una tormenta inminente. El verdugo caminó con determinación hacia la tarima, con la cabeza cubierta de negro. Aunque nadie lo notaba, estaba temblando. Era un joven fornido, nacido en la villa vecina, donde nadie imaginaba siquiera que ganaba su emolumento decapitando reos. Su apariencia brutal lo hacía parecer frío e insensible, pero en realidad odiaba su trabajo casi tanto como las victimas que perdían la cabeza bajo su hacha. Sobre la tarima aguardaba un tocón de roble y su monstruoso hacha. 
La plaza expelía el mismo aroma de costumbre, una muchedumbre sedienta de sangre, con talante festivo. Niños sucios, ataviados con harapos mordisqueando chuscos de pan, perros sarnosos huyendo de las pedradas, ancianos contemplando el ambiente desde sus ventanas y delante de todos ellos lo que más inquietaba al joven ejecutor. La familia de la víctima del reo, que aguardaba con resquemor el momento de consumar su venganza. Era aquella mirada fría y determinante lo que más nervioso lo ponía. Con su mirada inquisitiva velaban para que el peso de la ley cayera sobre el criminal.
El reo avanzó torpemente, arrastrado por dos alguaciles. Apenas tenía veinte años, pelo revuelto y rastros de haber recibido varias palizas. No hablaba, no gritaba, no pensaba. Solo negaba. Negaba con la cabeza. Sus pies intentaban caminar hacia atrás, pero la fuerza de sus custodios lo empujaba hacia adelante. Cuando colocaron su cabeza en la muesca del tocón la muchedumbre lanzó una ovación. Se escucharon voces que exhortaban al verdugo a culminar su tarea. "¡Hazlo ya!", "¡Acaba con él!", "¡Que pague lo que le hizo a la pobre muchacha!". El verdugo alzó el hacha con energía, el joven reo giró su cabeza. Los dos jóvenes, reo y verdugo, se miraron los ojos fijamente durante un instante. El verdugo tembló una vez más, miró a la muchedumbre encolerizada, no tenía otra opción. Dejó caer el hacha limpiamente.

6/11/13

El presidente de la comunidad

Sus espuelas resonaban escalera abajo, como un estremecedor augurio del peso de la ley. Unos nudillos callosos golpearon tres veces la puerta de la que procedía la maldita música. Todo quedó en silencio durante unos instantes, mientras los herrumbrosos goznes proferían un grito ahogado. Tras el umbral apareció el chaval, mascando chicle con indiferencia. Una voz cavernosa anunció el título del forajido "soy el presidente de la comunidad" -dijo- "quita esa música" -añadió-. Entonces, como una broma del karma, prorrumpieron los acordes de La walkiria, pero no manaban de altavoz alguno, sino del más allá. Sonaban en el mismísimo cerebro. El chaval, que no había cesado de mascar la impertinente goma, ni había adoptado una postura deferente hacia tan conspicuo visitante, apuntó con el dedo índice a su cara, y con gran desprecio hacia la autoridad le espetó: "date el piro carcamal". La música cesó. Por algún motivo crepitó la última nota como la aguja del tocadiscos al arrancarla con brusquedad del vinilo. El semblante del representante de la ley se desencajó, su maxilar inferior cayó por acción de la gravedad y sus ojos se abrieron de par en par. Las cartucheras se desplomaron ruidosamente sobre las espuelas, orquestando una patética sinfonía metálica. Incapaz de digerir tamaño oprobio, arrugó la frente, frunció el ceño, escupió el tabaco que mascaba y recogió su ceñidor armado. Pero, increíblemente, el chaval no se inmutó. Allí seguía, desafiante, mascando chicle, apoyado en el umbral. La máxima autoridad de la comunidad de vecinos desenfundó ambos revólveres y apuntó directamente al corazón del pendenciero. Cuando el chasquido de los percutores anunció los disparos inminentes, el insolente púber alzó el dedo índice y, con un movimiento arrogante, abatió la puerta, que se cerró de forma estrepitosa ante las narices del insigne. Este quedóse estupefacto, con las armas humeando y dos balas rebotando en el suelo con un sonido que recordaba, para mayor escarnio, al de la carcajada.

30/10/13

La viuda

Lucía pelo hirsuto, vestidos desgastados, gafas de mil dioptrías y rostro agrietado. Cuando el pobre diablo de su marido aún vivía, él transitaba como el cuco de un reloj de pared, del bar a casa y de casa al bar. Aquella figura marchita se fue deshaciendo como terrón de azúcar en café, hasta que dio con sus huesos en los adoquines y allí se quedaron. La viuda quedóse con dos hijos mayores, malos como demonios. Encarnaciones de los peores vicios paternos y seguro que de alguno materno. La viuda poco agraciada pareció ungida por los aceites de la belleza tardía y no tardó en desprenderse de los luctuosos atavíos ni dos días. Desempolvó el fondo del armario donde aguardaban para la ocasión sus mejores galas, tacones, vestidos abiertos y lentejuelas. La viuda volvió al maquillaje y el perfume que yacían en precario. Con su nuevo lustre paseóse viento en contra, melena al viento, falda traicionera, pavoneándose por aquellos lares, donde el pobre diablo arrastraba su desdicha entre cogorza y cogorza.

29/10/13

25/10/13

El secreto de una buena novela

Escribir una novela no es difícil, cualquier niño es capaz de desarrollar pequeñas historias ficticias. Alargando esas narraciones se puede llegar hasta un libro. Escribir, como todo en la vida, no es difícil; lo difícil, claro, es hacerlo bien. Es emocionar, intrigar, divertir, atemorizar, inspirar, excitar, encolerizar. El buen escritor debe manejar el verbo con precisión si quiere remover las emociones más profundas del lector, de lo contrario solo conseguirá una historieta estereotipada, llena de tópicos y personajes superfluos sin alma. Un escritor solo debería aspirar a dos objetivos antes de emprender una obra; narrar algo que nadie conoce o narrar algo que todo el mundo conoce, pero de una forma completamente original. De lo contrario, su obra fracasará. Así pues, el secreto de una buena obra es tener algo original que contar y hacerlo de forma que llegue a las emociones del lector.

23/10/13

El tambor de hojalata

Cada vez que me pregunto cuál es mi novela favorita, entre todas las leídas hasta el momento, la respuesta es una y otra vez la misma: El tambor de hojalata. Es una novela del premio nobel alemán Günter Grass. en el año 1959. La obra narra las peripecias de Oscar Matzerath, quien queda encerrado en el cuerpo de un niño de tres años, a lo largo de su vida. El protagonista se refugia en sus infinitos tambores de hojalata para huir de la realidad y cuando se encuentra amenazado recurre a su agudo grito (vitricida, según el autor) con el que destruye todo el cristal que se encuentre a su alcance. La trama discurre a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, vista desde los ojos de un adulto encerrado en el cuerpo de niño. Con esos ingredientes, su lectura se convierte en un verdadero placer. Es una obra que cuenta con todos los elementos para disfrutar con ella, ironía, ingenio, surrealismo, reflexión, introspección, crítica. En definitiva, una de las mejores novelas que se ha publicado y que no puede faltar en la biblioteca personal de ningún bibliófilo. 

20/10/13

Cuando era pequeñito

No sé si os habrá pasado lo mismo. Hablo, claro, a los chicos. Cuando era pequeñito solía lanzar bravuconadas de auténtico orgullo masculino, tal y como hacen muchos adultos cuando se encuentran seguros. Como el conductor que amenaza con machacar los huesos a otro, cuando ya no puede escucharlo. Yo hacía lo mismo con, tal vez, cinco años. Pero el efecto que producía era el contrario del que buscaba. Los adultos soltaban una carcajada condescendiente. Eso me hacía entrar en cólera. "¿De qué demonios se ríen? Estoy hablando en serio". Era lo que pensaba. Yo no me veía como un niño. Me sentía como un adulto, con limitaciones, pero adulto. Sin embargo, ellos seguían riéndose de mis afiladas amenazas. 

25/9/13

Historias de sexo que algunos quisieran contar

Viene de...

_Aquí tienes tu jarra de cerveza. Empieza a cantar.
_Pues bien. Ya sabes que frecuento el supermercado ese, selecto.
_Sí, el que está lleno de pijos.
_Exacto. Pues estaba en la puerta y crucé la mirada con una chica, de unos veinticinco, rubia de bote, tipazo, tres o cuatro mil euros en ropa y maquillada con bastante acierto. Todo eso... a las seis de la tarde.
_Ya. "Antes muerta que sencilla".
_Así es. Era de esas que baja la basura con tacones. La primera mirada que me lanzó era en plan "qué mirará el paleto ese".
_Era de esperar.
_Sí, pero también había algo de curiosidad en su mirada. Por eso decidí probar suerte. No podía presentarme como yo mismo, si vieras cómo hablaba...
_Como una pija.
_Peor aún. Parecía como si estuviera imitando a una pija. Era exagerado. Y yo, con mi acento de Villatortas, pues lo tenía difícil. Así que me curré el personaje.
_¿Te hiciste pasar por otro?
_Eso o que me mandara a paseo ¿qué querías?
_Ya.
_Entonces, le digo: ¿conoces un local bueno donde me pueda tomar un cóctel? es que llevo un día terrible en el quirófano.
_Venga ya, ¿de cirujano? eso está muy trillado.
_Sí, pero funciona.
_¿Te funcionó?
_Paciencia, paciencia. Y ella, con su voz pija, me dice: ay, pues han abierto uno superguay junto al ayuntamiento, que se llama Brighton lounge. Hablaba tan pijo, que me costaba contener la risa. Te lo juro.
_Ya. ¿Y te acompañó?
_Por supuesto. Le dije que si me acompañaba, que estaba tan estresado, que seguro que me perdía por el camino. Entonces, me acompañó. Y por el camino me preguntó por lo del quirófano.
_Venga ya.
_Te lo juro. Así que me tuve que emplear a fondo, sin tener ni pajolera idea de medicina. Pero la vi tan cándida, que me empecé a sentir culpable, conforme nos acercábamos.
_Lo sabía, tú no vales para eso. Tenías que haberme llamado a mí.
_Bueno, es que empezó a gustarme por el camino. Incluso su voz pija me parecía bonita. Así que llegamos al antro ese y se lo solté: la verdad es que no soy cirujano ni he tenido ninguna operación. Lo que pasa es que no sabía cómo entrarte.
_Y ¿se largó?
_No. Primero puso cara de sorpresa, luego fingió estar enfadada y finalmente me preguntó por qué le había mentido. Le dije que ella no habría acompañado a un informático a ese local. Nos acusamos mutuamente de prejuicios y al segundo siguiente, no sé cómo estábamos besándonos.
_Te estás poniendo rojo.
_Buf, es que no veas... La chica mola un montón.

21/9/13

Historias de sexo que todos quisieran contar

_¿Cómo te ha ido, tío?
_Pues, cuando te lo cuente vas a alucinar.
_Ah, ¿pillaste cacho?
_Pues sí, bueno no. Pero casi.
_Bueno, pide dos jarras de cerveza y cuenta.
_Ya sabes que salgo con la bici, nada serio, un paseo por el pinar y me vuelvo.
_Sí.
_Pues el otro día me encuentro con la hermana pequeña de mi novia y una amiga suya. Veinte años. Iban con los patines. Las veo de lejos y digo "alegría para mis ojos", mallas apretaditas... buff. Y cuando me acerco veo que son ellas. Así que me dije "me largo". Pero entonces empezaron a tontear.
_¡Venga ya!
_Pero de forma descarada. Empezó una: ¿por qué no nos llevas en la bici? Y la otra: Eso, así te vamos viendo el culo.
_Qué me dices. Y ¿qué hiciste?
_Dije que les iba a dar unos azotes en el culo por malas. Y se partieron, claro. Entonces fueron a saco. Me dijo que habían apostado a que no les daba un beso en la boca.
_Toma ya.
_Me puse a mil y no tenía con qué taparme el paquete. Así que me bajé de la bici y me senté en el suelo con ellas para disimular. Y les dije: vale, yo os doy un beso, pero antes os tenéis que besar entre vosotras.
_¡Qué cabrón!
_¡Hombre! ¿Tú que esperabas?
_Y ¿qué pasó?
_Pues que se hicieron las remolonas. Pero se lo dieron.
_¿Con lengua?
_Con lengua, chaval. El maillot me iba a reventar. Así que cumplí mi promesa y las besé a las dos.
_Y luego ¿no...?
_No. A estas les gusta mucho el coqueteo, pero de ahí no iban a pasar. Además, solo falta que se entere mi novia.
_Ya. Pero una vez que te mojas, mejor darte el baño completo ¿no?
_Bueno y tú qué
_Lo mío merece otra cerveza.

2/9/13

Crónicas de un bloguero incomprendido


Hacerse bloguero es algo parecido a mandar mensajes en una botella, o a escribir un graffiti en una pared abandonada, o a gritar con los ojos vendados desde la ventana de un tren. Hacerse bloguero es propio de individuos condenados al suicidio artístico, a la autodestrucción literaria. Escribir un blog consiste en buscar lectores por el mundo que coincidan en ideas, gustos, creencias, emociones, pasiones, odios, delirios, demencias. Esto es, buscar algo que no existe.  Porque en todo el mundo no existen dos personas capaces de coincidir en creencias religiosas, ideas políticas, opiniones sociales, pasiones artísticas, gustos sexuales o tendencias culturales. Por eso, el bloguero es un ser condenado a no decir todo lo que piensa o a ser leído solo por su sombra. Condenado a la eterna incompresión, de la que no puede huir porque su naturaleza le impele a seguir adelante, escribiendo al aire, al vacío, al agujero negro del ciberespacio.

27/8/13

El origen de los personajes de ficción

En las obras de ficción aparecen múltiples personajes cuyo origen parece idéntico en todos los sentidos. Pero un análisis más detallado nos revelaría que los escritores alumbran a sus personajes a partir de varios procesos diferentes entre sí, dependiendo de la importancia del personaje y del grado de inspiración del autor. La forma más corriente de crear un personaje es crear la escena y dejar que este aparezca en la mente, como por generación espontánea. En este mecanismo interviene el subconsciente del escritor, de tal forma que produce un personaje ficticio, confeccionado con retales procedentes de personas que el autor guarda en su memoria. Esta puede ser la forma más corriente, pero no la única. Otra forma consiste en emplear directamente la imagen de una persona real, pero desposeerla de su personalidad. Al hacerlo, la persona real deja de quien era y pasa a ser su alter ego, un doble con otra alma. Cuanto más evoluciona este personaje más se aleja de la persona a partir de la cual nació. Otra forma menos recurrente consiste en fusionar a dos, o más, personas reales para crear el personaje. Esto funciona bien cuando esas personas son poco conocidas y pueden aportar distintas fracciones de su personalidad o su imagen. Otra forma recurrente, y poco confesada, es la descripción de una persona real cambiando apenas el nombre. Es una forma muy sencilla de engendrar personajes, pero es poco aconsejable porque las personas reales no siempre encajan en la ficción, salvo que el entorno y el propio relato acompañen también en la vida real al personaje. Finalmente, otra forma empleada hasta la náusea en millones de betsellers por todo el mundo, es la génesis de personajes a partir de burdos estereotipos que, como cabe esperar, da lugar a protagonistas idénticos en esas obras. Es una forma tan frívola de crear ficción que es absolutamente detestable su lectura. Si hacemos un repaso de la mayoría de novelas de acción más vendidas encontraremos los clásicos tópicos en todas ellas: el héroe, el villano, el necio, la princesa rescatada de las garras del villano por el héroe. Cientos de relatos interesantes quedan arruinados por incorporar personajes alejados de la realidad, basados en clichés o deseos, más que en probabilidades.

29/7/13

Sobre los orígenes de los relatos de ficción literaria

Cualquier ávido lector habrá aprendido a clasificar las obras de ficción leídas en varias categorías, consciente o inconscientemente. Normalmente, los mejores recuerdos se asocian a aquellas que nos han estimulado alguna emoción intensa. Otras, tal vez nos parezcan entretenidas, pero escasamente emocionantes. Y el resto apenas dejará huella en nuestra memoria, por su irrelevancia. 
Pero, cuál es la clave para escribir una novela emocionalmente intensa. Probablemente, la respuesta se encuentre en el origen de la idea que ha alumbrado la obra. 
Hoy abundan novelas de investigación, en las que el autor vierte los conocimientos adquiridos sobre historia, ciencia o arte, después de haber realizado una investigación sobre la materia. Con esos saberes, el autor recrea una trama  'inventando' a los personajes. Probablemente la historieta sea bastante creíble y esté bien construida, pero rara vez nos suelen emocionar este tipo de novelas. 
Otro tipo de obras se basa directamente en experiencias vividas por sus autores. En ellas, el escritor relata su propia vida, cambiando algunos elementos para evitar identificaciones evidentes. Aunque estas obras suelen tener un componente emotivo, lo cierto es que no suelen emocionar porque se adivina la autobiografía tras cada palabra. 
Otra categoría más, es en la que el autor inventa prácticamente todo lo que aparece en la obra, personajes, espacios, instrumentos. El resultado de estas novelas suele ser desastroso, porque un relato tan escasamente documentado apestará a plagio, basado en otras novelas o, peor aún, en películas. Muchos escritores advenedizos creen saber escribir historias por 'tener mucha imaginación' y suelen crear historias predecibles y plagadas de tópicos. 
Entonces ¿en qué se basan los mejores escritores cuando crean sus obras maestras? Lo que suele suceder es que el buen escritor recorre un camino evolutivo, practicando con pequeños relatos, artículos, cuentos. En ese camino no dejará de leer a otros grandes escritores, de los que aprenderá algunas de sus estrategias narrativas y sus técnicas. Esa trayectoria le reportará las herramientas necesarias para saber 'contar' con maestría una historia. Es decir, contará con los recursos para escribir 'bien' cualquier relato. Pero aún le faltará el ingrediente básico. 
La inspiración.
En algún momento, sin esperarlo, surgirá un destello en la mente, una emoción, una imagen. Será algo tan intenso, que el creador sentirá la necesidad de reflejarla en forma de relato. Ni siquiera será consciente de dónde procede esa sensación, pero va a ser la clave de una obra maestra. Ese destello es fruto de la inspiración, la capacidad mental que nos permite elaborar nuevos productos a partir de elementos empleados con anterioridad. Lo más probable es que esa emoción esté asociada algún vacío existencial, a una duda vital, a un episodio dramático o violento, a un trauma soterrado, a una experiencia intensa. La mente se ha servido de esa emoción y la trasladado a un lugar ficticio, con unos protagonistas ficticios, incluso, en una época ficticia. El escritor toma esa imagen y se sirve de su técnica para reflejarla en la que será una obra maestra.


21/7/13

¿Por qué está aquel tipo solo en el estadio?

_ ¿Por qué está aquel tipo solo en el estadio?
_ Porque el locutor ha pedido que todos los infieles de pensamiento abandonen el estadio.
_¿Y él es fiel?
_No. Es sordo.

17/7/13

Breaking bad, una de las mejores series de la televisión

Un profesor de química, don nadie, hombre de familia, sin grandes aspiraciones, le diagnostican un cáncer terminal, dos años de vida, como mucho. Su vida da un giro radical. Decide emplear sus conocimientos de química para fabricar la mejor metanfetamina del mercado. Lo cual acaba sumergiendo su vida en una espiral destructiva, de violencia, crímenes, negocios sucios y traiciones. Quizá parezca un argumento demasiado manido, como para justificar el éxito cosechado, pero es que la serie aporta muchos otros méritos de sello propio. En primer lugar, la perfecta construcción de los personajes, con personalidades coherentes y creíbles, sin excesos ni sobreactuaciones. En segundo lugar, la correcta conexión de las tramas, sin giros imprevistos ni sorpresas desagradables. Además, la calidad de la fotografía es otra de sus señas de identidad, con planos sorprendentes o imágenes de gran realismo. Solo se antoja reprochable algún argumento poco creíble, como la ignorancia supina de su cuñado policía, sobre sus andanzas o la obcecación excesiva del protagonista por continuar con el negocio, pese a los infinitos problemas que le conlleva. En todo caso, si no comete el error de prolongar la saga más allá de lo razonable, tiene todos los números para convertirse en una serie de culto, de las mejores que se haya escrito.

27/6/13

Cómo puedes estar así de feliz


+Con la que está cayendo, no sé cómo puedes estar así de feliz.
-Mi chica está requetebuena y follamos todos los días ¿te refieres a eso?
+Que te jodan.

23/6/13

Algún día te la daré

+Mi bisabuelo se la dio a mi abuelo, mi abuelo se la dio a mi padre, mipadre me la dio a mí y yo te la daré algún día.
- ¿Qué es papá?
+Un hostia, hijo.

13/6/13

Cuando el mundo te odia


Antes de preguntar por qué el mundo te odia, 
pregúntate si no eres tú quien odia al mundo.

5/6/13

Aprende a identificar a un tipo duro

Un tipo duro...
1.- Jamás sonríe.
2.- Desafía con la mirada a los varones que cree inferiores.
3.- Escupe al suelo.
4.- Cada vez que habla pronuncia al menos un improperio.
5.- Mastica la comida como si aún estuviera viva y tuviera que darle muerte a bocados.
6.- Habla con frecuencia de sus excreciones corporales como si interesaran a todo el mundo.
7.- Se atribuye éxitos sexuales a base de exageraciones o falacias.
8.- Jamás reconoce sus errores.
9.- Solo habla de sí mismo.
10.- Emplea un vocabulario reducido y vulgar.
11.- Presume de no cambiar nunca.
12.- Se rasca la entrepierna con descaro.
13.- Nunca exterioriza sus sentimientos.
14.- Nunca reconoce sus miedos.
15.- Finge saber lo que no sabe.
16.- Cree que hablar mucho es lo mismo que tener muchas cosas que decir.
16.- Cree que hablar muy alto es lo mismo que tener razón.
17.- Cree que hablar poco es síntoma de debilidad.
18.- Tiene convicciones políticas inamovibles.
19.- Desprecia a todos los que no son como él.
20.- Pone etiquetas a todos los que no son como él.
21.- Cree que la única verdad es la suya.
22.- Expresa su desprecio hacia los colectivos a los que no pertenece.
23.- Jamás se arrepiente de nada.
24.- Jamás aprende de los demás.
25.- Jamás evoluciona.

30/5/13

Lo que más deseas


Ya sé que estás casada y no te puedes acostar conmigo.
Pero no te preocupes.
Me conformo con saber que es lo que más deseas en tu vida.
De momento.

29/5/13

Facebook y la selección natural

Es curiosa la aplicación de la selección natural a las redes sociales.
No necesito borrarlos de mi perfil.
Ellos solitos se borran.

24/5/13

Jefes gruñones ¿o jefes incompetentes?

La figura del jefe gruñón está tan arraigada en nuestra sociedad, que en ocasiones se antoja como una cualidad inherente a la ostentación de algún cargo directivo. Sin embargo, tras ese estereotipo se esconde una tipología de gerentes y mandos muy específica, que proliferó en una época en que la sociedad carecía de mecanismos de autodefensa y aguantaba las impertinencias de estos jefes. La mayor parte de jefes gruñones esconden una personalidad vulnerable y lábil, cargada de complejos y baja autoestima. Su insoportable temperamento hace que fracasen en sus relaciones personales y familiares, por lo que vuelcan toda su frustración en el trabajo, el único lugar donde hay alguien con la obligación de escucharlos. Saben que son inferiores a muchos de sus subordinados, por lo que intentan silenciarlos en todo momento para evitar que quede constatada esa inferioridad. Para evitar ser eclipsados por sus subordinados no delegan tareas en ellos, por lo que se ven obligados a tratarlos a todos de forma idéntica, sin atender a sus grados. Lo cual conlleva la desmotivación y hostilidad latente por parte de estos. Pero además, esta forma de trabajar obliga a controlar a un número importante de individuos, para la que no están preparados. Por esto surgen numerosos problemas de coordinación, que derivan en conflictos laborales. En general, estos tipos confían más en la improvisación que en la planificación, porque los errores de la planificación tienen su única firma, mientras que los de la improvisación pueden atribuirse a terceros. Finalmente, cuando se producen fallos, solo atribuibles a su falta de planificación y de delegación, cargan las culpas en sus subordinados, de forma violenta e intimidatoria, para sofocar cualquier conato de réplica justificada. De esta forma, los jefes gruñones ocultan su incompetencia emocional y laboral, envolviéndose en la espiral de la violencia, culpando a otros de su ineptitud y silenciando cualquier atisbo de reproche.

20/5/13

Pesimistas

Los pesimistas dicen de sí mismos 
que son "optimistas bien informados". 
Yo digo 
que los pesimistas 
son optimistas 
que algún día encontraron un extraño placer 
en vivir de la pena ajena.

11/5/13

Relatos eróticos con final inesperado

_Qué pasa tío, cuánto tiempo.
_Desde luego. Ya tenía ganas de hablar contigo.
_Eso es que te ha ido bien.
_Pues la verdad es que sí. ¿Qué pedimos?
_Para mí un tanque de cerveza. Bien frío.
_Que sean dos.
_Bueno, cómo te ha ido.
_Bien, ya sabes que llevo once meses con mi chica ¿no?
_Sí, me lo dijiste por Watshapp. Creo que fue el día de los enamorados.
_Ah, sí, claro. Antes de darle la sorpresa.
_Sí, algo me dijiste, pero no entraste en detalle.
_Ni recuerdo cómo empezamos a picarnos. Ya sabes, la típica bromita de "no te atreves a hacer un trío".
_Qué me dices.
_Lo que oyes. Ya sabes lo tonto que soy. Si me dicen que no tengo huevos de tirarme por la ventana, voy y me tiro. Así que me puse a buscar por Internet y encontré un actor porno que se ofrecía para hacer tríos con parejas. Lo llamé y parecía serio. Vamos, que sabía lo que hacía.
_Claro, esos están hinchados a meter.
_Ya te digo. Entonces, reservo una suite en el hotel Avenida. Me tiré toda la tarde acondicionándola, con velas, aroma de vainilla, pétalos, flores, de todo. Puse un equipo de música y todo, con música romántica. Encargué una botella de champán de esos caros.
_¿Don Pérignon?
_No, el otro. Moet no sé qué.
_Ah, Moët y Chandon.
_Ese. Y no podía faltar, lencería para mi niña. Le compré un picardías que se te caen los huevos.
_Te lo curraste, pero bien.
_Ya te digo. Todo iba como estaba previsto. Me puse un esmoquin, la recogí en una limusina de alquiler, cenamos en el asador ese donde van todos los futbolistas.
_¿Qué dices?
_Si es que se me fue la olla. Y por cierto, no vi a nadie famoso.
_Pero te gastarías una pasta.
_Mejor ni hablamos.
_Espero que te fuera bien, al menos.
_Espera, espera. Que ahora viene lo mejor. Después de cenar, fuimos en la limusina hasta el hotel y todo iba como estaba previsto. Ella había cogido el puntillo con el vino, así que... Entonces, me llamó el tío este, el actor, que estaba en recepción esperando. Le dije que subiera a la habitación y esta se quedó con la boca abierta.
_Porque le gustaba.
_No, porque no se esperaba que tuviera huevos de hacer un trío.
_Ah.
_Dejamos que el pavo montara un streep-tease, te puedes imaginar cómo estaba mi niña.
_Hecha agua.
_O más. Pero entonces, empezó a darme mal rollo. Fue ver al pavo con todo eso colgando.
_Como un ponney.
_Ya te digo. Y pensé que no sería buena idea que ella me comparase con ese puto semental. Así que le dije que ya había terminado por esa noche.
_¿Se lo dijiste?
_Sí, pero no me quería entender. Se lo tuve que explicar. Le di la pasta y le dije que se largara, que a mi niña no la iba a tocar. Pero entonces, se puso tonto. Me di cuenta de que se había puesto de coca hasta las cejas. Se lo noté en los ojos. Estaba poniéndose violento. Ya sabes "a mí nadie me hace pegarme el paseo para nada", blablabla.
_Pero ya le habías pagado ¿no?
_Bueno, le pagué el streep-tease y el desplazamiento.
_Ah, entonces...
_Entonces se lo tuve que explicar en mi idioma. Ya sabes, Román Paladino. Es que me estaba tocando los huevos bastante aquella situación.
_¿Y tu chica?
_Callada, flipando. Entonces le cogí el brazo al pavo y se lo retorcí en la espalda, le puse el puto careto contra la pared y le dije que tenía treinta segundos para meterse el rabo donde le cupiese y desaparecer.
_Así se habla. Y se largó.
_Ya te digo. Solo se atrevió a decir que me jodieran, pero cuando estaba saliendo por la puerta. Cuando ya no estaba a mi alcance.
_Bueno, entonces la noche erótica salió mal.
_¿Mal? Eso pensaba yo. Pero mi niña se debió poner cachonda con la demostración de testosterona y no veas...
_Qué me dices.
_Lo que oyes. Echamos dos antes de acostarnos y otro más al amanecer.

9/5/13

Beach house, una sugerente propuesta de dream pop

Circular en coche a una hora indeterminada por una autovía atestada de tráfico, con el sol fundiéndote el entrecejo, lanzando maldiciones a los conductores que te acosan en derredor. Encender la radio, sintonizar RNE3, escuchar la hipnotizante voz del locutor, escuchar a Beach house, subir el volumen, olvidar el tráfico, olvidar al conductor que te mira con desafío, olvidar el calor, olvidar la hora. Escuchar otro tema de Beach house, flotar sobre la carretera, volar. Disfrutar del mejor dream pop. Soñar, disfrutar, regresar, transportarse, flotar.

6/5/13

La música durante la adolescencia

Cuando éramos adolescentes, tiempo ha, nos afiliábamos a una corriente musical con fervor religioso. Normalmente seguíamos el estilo del grupo con el que salíamos. Entre nosotros intercambiábamos discos o canciones como si fueran joyas. Dentro del estilo del clan, cada uno se decantaba por unos autores, que terminaban cincelando la personalidad adolescente. Esos grupos pasaban a ser 'nuestros', pese a que tuvieran millones de seguidores por el mundo. Poco importaba. Dentro del grupo nadie más podía ser seguidor del mismo grupo. Era una cuestión de fidelidad. Esos grupos eran nuestras novias. Los demás podían escuchar sus canciones, pero no podían decir que 'ese' era su grupo. No podían tener toda su discografía, ni camisetas, ni autógrafos o algo parecido. Eso sería demasiado. Para hacer nuestros a los grupos intentábamos conocerlos en profundidad. De dónde eran, cómo se llamaban sus componentes, sus discos, en qué año habían lanzado cada uno de ellos o cómo había evolucionado el grupo. Pero había algo que pocos confesábamos. Normalmente guardábamos para nosotros alguna canción como fetiche, como tesoro, que nadie más del nuestro grupo conocía. Guardábamos ese secreto con sumo celo. Era algo así como conocer la lencería de la novia. Nadie más podía saberlo. Recuerdo que nunca di a conocer 'Save a prayer' de Bon Jovi, una sencilla pero interesante canción en la cara B de 'Keep the faith, que siempre me resultó sorprendente que estuviera escondida al final del álbum.  

3/5/13

¡Vas a morir!

Vas a morir
Nadie te va a matar
Te matarás tú mismo
Con tu imbecilidad
No sonríes 
Crees que te hará más débil
Por dentro tragas veneno
La amargura te devora las entrañas
Nadie te va a matar
Pero
Vas a morir

2/5/13

Los cefalópodos que caminaban entre humanos

Entraron a la cafetería los dos cefalópodos, ajenos a las miradas de soslayo y al desprecio que despertaban. Después de décadas de esfuerzo científico, habían logrado modificar a aquellos pulpos para asimilarlos a la fisionomía humana. En su alocada carrera los habían dotado de un habla gutural, pero inteligible por el hombre. El tamaño corporal superaba con creces a muchos hombres tallados. La estructura corporal la habían alcanzado mediante la modificación de los tentáculos, alargando dos de ellos para emular el torso y las extremidades inferiores de un humano. A la vez habían reducido otros cuatro, que colgaban de la cabeza, en una apariencia monstruosa. Desde lo lejos mostraban una siniestra silueta, de humanos disfrazados, algo toscos y movimientos sinuosos. Pero de cerca repugnaba contemplar su piel, de un rojo macilento, que rezumaba secreciones viscosas. Aunque quizá lo más espeluznante eran sus dos enormes ojos, situados a ambos lados de la cabeza, de un vivo color verde, con la apariencia de reptil.
Por más esfuerzos que hacían por integrarse en la comunidad humana, no lograban más que una fría distancia, salpicada de miradas punzantes y murmuraciones despectivas. Uno de los cefalópodos se aproximó a la barra, hizo una leve reverencia con su deforme cabeza y pidió dos cervezas en jarra, con un afectado acento que no logró transmitir toda la cortesía que pretendía. Extendió su tentáculo, provisto de un extremo terminado en cinco apéndices dactilares, que hacían las veces de mano y asió con fuerza las dos jarras. Al girarse, los cuatro tentáculos de la cabeza se despegaron de su cuerpo como el vestido de una bailarina, y un cliente tuvo que apartarse asqueado, para evitar ser golpeado por ellos. El cefalópodo se volvió abochornado, cabizbajo, incapaz de pronunciar palabra.
_¡A ver si tenéis cuidado, monstruos! ¡No queremos que nos manchéis con vuestras asquerosas babas!
Cualquier escusa era aprovechada para esgrimir la contraposición entre unos y otros. No había sido un descuido de un cefalópodo hacia un humano, había sido una agresión de su raza contra todos los humanos.
Trató de calmar el rubor con su compañero, fingiendo que eran dos humanos más, tomando cervezas como hacían todos ellos.
Hasta que no abandonaron el local no cesaron las miradas lacerantes y los rumores hirientes. Salieron esbozando una suerte de sonrisa desdentada y despidiéndose con una amabilidad inútil, que nadie contestó. Durante largos minutos caminaron sus trémulos cuerpos sin poder soportar más aquel sonrojo. No querían dejarse llevar y romper a llorar.
_Esto no funciona _reconoció finalmente.
_Y ¿qué alternativa nos queda? ¿Recluirnos en nuestro hogar?
_No somos humanos y nunca lo seremos. Tal vez debamos crear nuestro espacio, alejado de los humanos, donde ellos sean los señalados.
_Los humanos han tardado generaciones en dejar de matarse entre ellos. Quizá solo sea cuestión de tiempo que terminen por aceptarnos.

30/4/13

Sobre la libertad

Sin conocimiento no hay libertad.
Porque nadie cruza una puerta 
cuya existencia ignora.

23/4/13

Mad men, una serie de culto

Si Mad men se ha convertido en una serie de culto es porque tiene ingredientes que la hacen merecer ese título. La serie está ambientada en los años 60 y gira en torno a Don Draper, el director creativo de una agencia de publicidad. El personaje es tan rematadamente bueno que el espectador queda cautivado por su aura. Draper es un hombre hecho a sí mismo, huye de su pasado atormentado, es incapaz de disfrutar de todo cuanto tiene y se refugia en su apasionante trabajo creativo. Pero no es el único personaje fascinante de la trama, todos están construidos al detalle, sin caer en estereotipos fáciles. La serie retrata una época en la que un machismo galopante comienza a vislumbrar los primeros brotes de emancipación femenina, donde los hombres son mujeriegos, adúlteros, bebedores compulsivos y machistas hasta la náusea. La ambientación, los decorados, los diálogos, el vestuario o la música están elegidos con tal acierto, que cuesta creer que se trate de una serie actual. En todo momento se tiene la sensación de estar viviendo una regresión a la década de los 60. No ofrece una intriga por llegar a un final esperado. Al contrario, es una serie que se deja degustar de cada segundo de su emisión. Cada secuencia brinda una imagen, un diálogo, un gesto o una imagen única, que deleita. En definitiva, se trata de una opción recomendable para los adictos a las series.

12/4/13

Por qué existen personas que se niegan a aprender

Todo el mundo tiene algo que puede enseñar a los demás y todo el mundo tiene algo que aprender de los demás. Sin embargo, algunas personas parecen refractarias a la sabiduría, pese a que su capacidad intelectual ronde la media. Lo que sucede es que existen dos posiciones ante la sabiduría. Una consiste en permanecer en un constante estado de expectación, en disposición de aprender de aquellos que tienen algo que enseñar. La otra se caracteriza por su hostilidad manifiesta hacia las personas más sabias, rivalizando con ellas y frustrando cualquier oportunidad de aprender algo. Los que siguen la primera postura se convierten en sabios, porque aprenden de los que saben más, aun cuando sean sus enemigos. Los que siguen la segunda postura se convierten en personas necias, envueltas en argumentos vacuos, ideas estereotipadas, argumentos inconsistentes, pensamientos simples e ideologías cerradas, sin darle una oportunidad a la evolución. Los primeros buscan crecer y superarse a sí mismos, los segundos buscan hundir a los demás para destacar sobre ellos.

7/4/13

Qué pensará el Universo de nosotros

La Tierra, que para nosotros es inmensa, no es más significativa para el Universo que un grano de arena para nosotros. A cierta distancia se antoja como una diminuta esfera azulada, que flota en el espacio de forma asombrosa. Si el Universo se detuviera a escrutar la superficie de esa insignificante esfera, vería unas manchas apenas perceptibles, que vistas aún más de cerca mostrarían una gran actividad. Vería pequeños seres desplazándose por esas manchas. Que algunos de esos seres están hacinados y otros vagan en solitario o encapsulados en burbujas de metal que expulsan humo. Que algunos seres mueven otras cápsulas más grandes por el mar o el aire. Y la mayoría de ellos se encuentran bajo estructuras que ellos mismos levantan con materiales del suelo. Vería que unos seres lanzan fuego a otros seres para hacerlos desaparecer. Que con el paso del tiempo, todos los seres desaparecen, pero también se juntan entre ellos y aparecen otros nuevos seres. Y las manchas se hacen más grandes y se cubren del humo que expulsan las cápsulas metálicas. El Universo vería, por qué esos seres se empeñan en vivir todos hacinados en esas manchas cubiertas de humo, expuestos a recibir fuego de otros seres, cuando el resto de la esfera azulada se encuentra aparentemente vacía. Pero no lo comprendería.

3/4/13

El falso mito de la belleza juvenil

Existe una idea transmitida de generación en generación, que nos hace creer que el mayor nivel de belleza humana se alcanza en la juventud. Pasada esa edad, a partir de los treinta, todo lo más, el atractivo físico comenzaría a disminuir inexorablemente. Ese mito está asociado a la fertilidad, que se encuentra en su máximo esplendor en los años posteriores a la pubertad. Pero fertilidad y belleza no han de ser términos concomitantes. Son tantos los hombres y mujeres que mejoran su aspecto con el paso del tiempo, que no queda más remedio que dudar de este sacrosanto mito.
En su afán por permanecer en ese estado ideal, de eterna juventud, muchas mujeres y cada vez más hombres, pasan por quirófano para añadir o quitar lo que consideran que los aleja de su objetivo. De este modo cometen dos torpezas. La primera es destruir su atractivo natural de cada momento. La segunda, intentar artificialmente permanecer en una edad, en la que no todo el mundo se encuentra especialmente bello.

1/4/13

Los días de lluvia


Los días de lluvia se convierten en el epítome de nuestra forma de vida. Dejando pasar las ocasiones de disfrutar de cada momento, protestando por todo cuanto sucede y lamentado después no haberlo sabido disfrutar. Cuando llueve lamentamos que lo haga, cuando brilla el sol lamentamos que brille y cuando todo pasa, simplemente nos queda la sensación de no haber sabido disfrutar de ello. En lugar de lamentar todos los momentos de nuestra vida, debiéramos saborearlos, inspirarlos, acariciarlos. Dejar que nos muestren su alma y nos digan por qué han aparecido ante nosotros. La lluvia solo nos moja. No mata, no muerde, ni duele. Pero además nos transmite sensaciones. Sensaciones que obviaremos si renunciamos a ella.

24/3/13

Malditos muros

Malditos muros los que erigimos para separarnos entre nosotros. Creemos que nos preservarán la seguridad y la libertad y lo que conseguimos es vivir en prisiones de cemento, aterrados por el miedo a ataques. Malditos muros los que separan artificialmente a las personas, en base a diferencias culturales, sin atender a las razones de los otros. Ahora vemos como arcaísmos los muros medievales que protegían las ciudades. Hoy siguen existiendo esos muros, en lugares como Israel o Estados Unidos. El día en que el mundo esté libre de muros, en que toda la gente se sienta libre de transitar por todo el mundo, en que todos seamos ciudadanos del mundo, ese día podremos hablar de libertad, progreso o democracia. Antes, no.

21/3/13

La universidad del mal

Nacer y crecer en la universidad del mal te enseña a reconocer el rostro del mal, incluso cuando este se presenta disfrazado con sus mejores galas. A veces, el maligno aparece bajo las apariencias más delicadas e inocentes. Quizá es eso lo que lo convierte en verdaderamente malvado. Pero los graduados en la universidad del mal sabemos desenmascararlo y podemos evitar caer en sus ardides. Primero se te presenta como tu salvador, como portador de una gran generosidad. No escatimará en elogios y regalos para doblegar tu voluntad y convencerte de su bondad. Pero cuando menos lo esperes estará devorándote las entrañas, arrancándote la piel, separando la carne del hueso y bebiendo tu sangre.

11/3/13

Personas que pasaron por nuestra vida

Richard Ford
A veces, tener buena memoria te puede traer problemas, porque recuerdas a las personas que algún día fueron importantes y que el tiempo se ha encargado de apartar de tu vida. Entonces, en un arrebato de nostalgia, decides ser congruente con tu memoria y tus afectos y marcas el teléfono de aquellas personas, de las que guardas tan buenos recuerdos. Pero entonces te das cuenta de que no funciona, ya no hay nada en común, salvo pasado. Descubres que no hay mucho de qué hablar con quien ya no compartes nada. Y llegas a la conclusión de que es mejor dejar que aquellos recuerdos sigan siendo solo eso y que se sumerjan en el pozo de la memoria.

5/3/13

Rock sinfónico

A mediados de los años sesenta, surge un estilo musical espoleado por la explosión creativa británica que inauguraron The Beatles, conocido como rock sinfónico. A diferencia del rock clásico, con su estructura formada por temas sueltos e inconexos, el rock sinfónico es una música conceptual, en la que unas piezas se enlazan con otras para construir una obra con significado completo, al modo de las sinfonías clásicas. Otro elemento que distingue a este estilo es la conjunción de gran cantidad de instrumentos en sus composiciones. Mientras que el rock clásico se componía de la estructura clásica de voz, guitarra, bajo y batería, en el rock sinfónico entran saxofones, violines, teclados, flautas, etc. En su conjunto, este estilo representa lo más conspicuo de la historia del pop. No en balde, la mayoría de grupos que se han apuntado en algún momento a esta corriente gozan de una gran calidad musical. Sin ser exhaustivos, citamos a los más importantes. Yes, Camel, Jethro Tull, Kansas, Electric Light Orchestra, Genesis, Pink Floyd, Supertramp, Mike Oldfield, The Who, Queen, Boston, Alan Parsons Project, Marillion.

4/3/13

Hiperrealismo escultórico

El hiperrealismo en escultura nos muestra piezas con una calidad en detalles, que desafían a nuestra propia percepción. Viendo una fotografía de estas obras se nos hace virtualmente imposible decidir si se trata de personas reales o de esculturas. No obstante, los artistas introducen aspectos diferenciales que en persona nos facilitan la labor. Por ejemplo, la cabeza de la imagen, de Ron Mueck, carece de cuerpo y es de grandes dimensiones. El arte tiene dos funciones principales, mostrarnos lo que nadie conoce o mostrarnos lo que todo el mundo conoce, pero visto de una forma completamente diferente. El hiperrealismo, sin duda, responde a esta segunda función con gran maestría.

1/3/13

Respiración antiestrés

El estrés es una respuesta evolutiva que cumplía una función defensiva para nuestros antepasados, pero en la actualidad constituye un importante problema de salud. El estrés se desencadena cuando nuestra mente percibe algún tipo de situación amenazante, lo que en el pasado se podía traducir en términos de depredadores a la vista, pero ahora se desata en situaciones indeseadas, como exámenes, entrevistas, exposiciones públicas, exceso de trabajo, etc. A veces, evitar la situación no es posible, pero sí podemos evitar las consecuencias haciendo ejercicios de relajación, antes y durante estas situaciones. De lo que se trata es de enviar el mensaje a nuestra mente de que todo va bien, de que no hay ningún peligro. Cuando nuestros antepasados se encontraban lejos del peligro respiraban de forma relajada. Evocando esa respiración lenta podemos inducir un estado de relajación. Estaremos diciendo a nuestra mente que no tiene por qué preocuparse. El mecanismo es tan simple como llenar los pulmones de aire, despacio, de forma consciente, retenerlo durante unos segundos y después expulsarlo despacio. Así, varias veces. Esta medida la podemos acompañar de otras similares, como cerrar los ojos mientras respiramos o beber algo de agua. El efecto será prácticamente inmediato.

27/2/13

El valor de las cosas

Tal vez deberían enseñarnos desde la infancia a apreciar el verdadero valor de las cosas. La juventud en general se mueve por el mundo nadando en un mar de ignorancia e ingenuidad, de forma que no sabe apreciar el valor de las cosas. Algo que se demuestra cuando se quema contenedores, cuando se despilfarra el agua corriente, cuando se malgasta la electricidad, cuando se destroza con pintadas una fachada o cuando se destruye mobiliario urbano. Todo, absolutamente todo eso, se paga con el dinero de las familias, vía impuestos, tasas o abonos. Una adecuada educación llevaría a los jóvenes a tomar conciencia del verdadero valor de las cosas y de quién son los verdaderos pagadores de todo lo que malgastan o destruyen.

26/2/13

Cómo se ve el aura de las personas


En las sociedades occidentales la capacidad de contemplar el aura está atrofiada por la educación sensorial recibida desde la infancia. Pues es en la infancia cuando esta capacidad se desarrolla con mayor facilidad. Podemos decir que la única visión que aprendemos es la diurna enfocada. Pero con un adecuado entrenamiento y algo de sacrificio se puede recuperar otras visiones innatas del ser humano, como la visión nocturna o la vista desenfocada.
Para ello hay que elegir un buen momento y un buen lugar, porque si intentáramos visionar el aura de una persona, por ejemplo, sentada en el metro, no tardaría en acercarse a preguntarnos qué demonios estamos mirando. En nuestra vida cotidiana no podemos detenernos a mirar a ninguna persona, salvo que la hayamos advertido previamente, salvo que estemos dispuestos a ser confundidos con perturbados o retardados.
Pero antes de pasar a la forma ideal de contemplar el aura, debemos comenzar por saber de qué hablamos cuando decimos aura. Porque abundan las falacias y las exageraciones entre farsantes, de tal forma que muchos esperan ver el cuerpo rodeado de luces de neón.
La idea de que nuestro yo acaba donde termina nuestro cuerpo, no es más que un defecto de la educación occidental basada en lo material y lo tangible. Ciertamente, el conjunto molecular que conforman nuestras células termina allí donde nuestra vista nos dice. Pero somos más que moléculas agregadas en forma de células, tejidos y órganos. También estamos compuestos de energía en múltiples formas. Esa energía no sólo no termina en nuestra piel, sino que fluye de nuestro cuerpo al de los demás y hacia el Universo. Así mismo también recibimos esa energía del Universo y de los otros seres vivos en un constante intercambio energético. Estas formas de energía conforman el sistema de comunicación universal entre seres vivos y entre estos y la naturaleza.
Las manos están repletas de terminaciones nerviosas y ofrecen la mejor opción para ver el aura. Para ello se debe elegir un entorno iluminado tenuemente, donde no abunden las superficies reflectantes o de colores llamativos. Hay que colocar la mano delante de una superficie amplia, de un color uniforme, preferentemente negro, y fijar la vista de forma descentrada durante varios segundos. El aura lo perciben las células especializadas en la visión nocturna de nuestros ojos, conocidas como bastones, de ahí lo de la vista descentrada. Estas células actúan cuando la luminosidad es débil, pero necesitan varios minutos para adaptarse. Es en ese momento cuando mejor se puede contemplar el aura, como un resplandor muy leve en torno a la piel. Si lo hacemos correctamente notaremos que nuestro campo visual se nubla y sólo veremos con nitidez la zona central de la visión. La mano debe quedar fuera de esa zona central que es en la que intervienen los conos, las otras células de la visión adaptadas a la luminosidad intensa. Aunque el aura tiene una naturaleza similar a la luz es importante aclarar que no es luz. Si fuera luz se vería en completa oscuridad. El aura se puede ver principalmente porque forma un contraste sobre la superficie posterior.
Hay quien prefiere comenzar por sentir el aura, antes de verlo. Para ello podemos cerrar los ojos y colocar una mano con la palma abierta y desplazar lentamente la otra mano por delante de la primera a unos cuatro o cinco centímetros. Cuando una mano pasa delante de la otra notamos una especie de cosquilleo leve que nos indica que se han encontrado. Es el aura.

18/2/13

De mayor quiero ser como él

Aproximarse a la ancianidad no puede ser una experiencia negativa, después de conocer a personas entrañables y de gran sabiduría como Stéphane Hessel, José Saramago, José Luis Sampedro, Ana María Matute o Eduard Punset, por citar solo algunos ejemplos. Cuando pienso en cómo querría envejecer suelo acordarme de un profesor que reunía todas las cualidades admirables en una persona. Era sabio, había llegado a lo más alto como doctor en psicología y profesor universitario, a base de gran esfuerzo. Trataba a los alumnos con afabilidad, sin un ápice de la arrogancia que rezuman otros menos preparados, siempre nos ayudaba para aprender y aprobar, sin someternos a pruebas imposibles que solo buscan la exhibición del profesor. Al contrario, él se centraba en el conocimiento y en las personas. Conocerlo me demostró que una persona puede envejecer cultivando las cualidades positivas como la bondad, la inteligencia, la modestia o la humildad, a la vez que se va desprendiendo de las negativas. Personas como él y como muchos otros mayores encantadores, me hacen mirar hacia el futuro con esperanza y curiosidad.