El canon de belleza

Podría decirse que el canon de belleza es un argumento opuesto al de la media naranja. Si existe un canon de belleza no puede existir una media naranja para cada uno. Por el contrario, si cada individuo busca su pareja ideal, podría decirse que el canon de belleza no puede ser uno para todos. Sin embargo, yo creo que ambos argumentos no solo son ciertos sino compatibles. Existe un canon de belleza común a una sociedad, que va cambiando con el tiempo y que se erige en el ideal que todo el mundo persigue. Ese canon refleja los aspectos y valores que son más deseados en ese momento en la sociedad. De este modo, el canon de una sociedad agricultora puede ser el de hombres y mujeres fuertes y rudos. En cambio, las sociedades desarrolladas prefieren rasgos delicados y sutiles. ¿De qué modo persigue alguien ese canon? Pues lo hace a través de la reproducción. Los seres humanos buscamos una pareja con la cual vayamos a tener una descendencia que se aproxime a ese canon de belleza. Esto, claro, sucede a nivel inconsciente. Ni siquiera necesitamos manejar conceptos como belleza para saber elegir la pareja. Esto es importante, porque es la sociedad quien moldea nuestros gustos sin que nos demos cuenta. Detrás del canon de belleza se esconden cualidades físicas que afectan a la relación con el medio, como la fuerza, la capacidad reproductiva o la inteligencia. De este modo, casi sin ser conscientes producimos nuevas generaciones de humanos mejor adaptados al entorno.