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8/6/11

El oficio que hacemos nuestro

Cuando preguntamos por la profesión de alguien, es fácil que nos contesten yo soy cocinero, administrativo, policía, etc. Son profesiones con las que resulta fácil identificarse. Pero qué sucede cuando una misma persona desempeña dos o tres profesiones ¿Diría alguien soy basurero y limpiachicles? o ¿Soy desatascador y quitarremaches? ¿Puede una misma persona identificarse con dos profesiones con la misma facilidad o más bien tiende a tener una de ellas como accesoria? Dependerá de la calidad de cada una de ellas, claro. Es fácil decir soy médico y político o Empresario y abogado. Son profesiones con prestigio con las que no cuesta identificarse. También depende del tiempo que lleve uno desempeñando una profesión. Si llevo cinco días en una cocina ¿soy cocinero? o simplemente cocino. Si tengo formación musical pero jamás he trabajado en ello ¿soy músico? ¿y si no tengo formación musical pero trabajo en ello, sería músico? Necesitamos identificarnos con una función social que nos otorgue prestigio, por eso tendemos a reconocernos en unos oficios más que en otros. Cuando nuestro oficio no nos gusta o no nos identificamos en él tendemos a considerarlo como algo efímero, como una ocupación temporal con la que no estamos comprometidos. Es entonces cuando decimos simplemente trabajo en una empresa de separar basuras antes que decir soy separador de basuras, p.e. El ser o no ser esto o aquello es más una cuestión cultural que laboral, pues el prestigio de cualquiera de las profesiones mencionadas depende del lugar y del momento histórico en que nos encontremos. Una misma labor puede tener prestigio en un momento histórico y perderlo  en otro, casos como el de sacerdote, militar, empresario, etc. han visto cambiar su estatus a lo largo de la historia.

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