Odio los viajes programados

Porque te prometen ver todo lo interesante de una ciudad y luego, todo se limita a artificiales visitas guiadas por espacios atestados de turistas armados de cámaras y terribles bermudas. Porque no sirven para conocer la cultura, las gentes, las costumbres de un pueblo. Porque se limitan a mostrarte los lugares "de interés" que ya has visto un millón de veces por televisión o en libros. Porque te encapsulan en autobuses durante horas como si fueras un escolar cantando aquello de "vamos de paseo...". Porque te tratan como a un borrego que no sabe elegir su ruta para moverse por una ciudad sin necesidad de pastor. Porque te crean un entorno artificial que impide adentrarse en las esencias culturales de un pueblo, sus aromas, sus sonidos, sus miradas, su ambiente. Porque te tratan como si todo el mundo quisiera lo mismo sin preguntar. Porque te limitan la capacidad de perderte en una ciudad desconocida y descubrir sus lugares ocultos para el gran público y todo aquello que es de verdad interesante. Por todo ello, odio los viajes programados.